Kaena: La profecía (2003)

“Kaena: La profecía” (1999) es un espectáculo visual colosal, un bombardeo de imágenes que, a pesar de su duración y su ritmo pausado, logra cautivar al espectador desde sus primeros momentos. La película, una epopeya de fantasía japonesa, se aferra a la estética de los grandes filmes de aventura de los años 70, con un toque distintivo y surrealista que recuerda a Hayao Miyazaki, aunque en un sentido más oscuro y con un mayor nivel de violencia. Esta dirección, liderada por Kazuo Mori, es, sin duda, uno de sus mayores aciertos, ya que consigue crear una atmósfera opresiva y misteriosa que se extiende por todo el metraje.

La película se centra en Kaena, interpretada por la joven Rina Akiyoshi, una joven decidida y rebelde que, impulsada por la desesperación, decide desafiar las rígidas creencias de su comunidad y emprender un viaje para encontrar una solución a la creciente amenaza. La actuación de Akiyoshi es sólida y transmite la frustración y el coraje de su personaje con honestidad. No obstante, la película no ofrece un desarrollo profundo de sus motivaciones o de sus relaciones, centrándose más en la acción y la aventura. El resto del reparto, aunque competente, no alcanza a destacar con la misma intensidad.

El guion, aunque presenta una trama atractiva basada en el misterio, la profecía y la lucha contra una fuerza sobrenatural, carece, en ocasiones, de sutileza. El ritmo es deliberadamente lento, lo que contribuye a la sensación de inminencia de la catástrofe, pero también puede resultar tedioso para algunos espectadores. Las explicaciones sobre los orígenes de la malevolencia que consume el mundo, y la conexión entre la planta y el destino de la aldea, son a veces vagas y confusas, dejando ciertos elementos desaprovechados. Se podría haber explorado mejor la carga emocional del sacrificio y la desesperación de la comunidad.

Sin embargo, la película compensa estas deficiencias con su impresionante diseño de producción y efectos visuales, especialmente en la representación de la gigantesca planta Axial. Esta criatura vegetal, que se extiende amenazante por encima de las nubes, es un logro visual digno de admiración. La banda sonora, con su mezcla de elementos orquestales y tradicionales japoneses, refuerza la atmósfera de fantasía y peligro. Las secuencias de acción, aunque no abundantes, son dinámicas y estilizadas, incorporando elementos de artes marciales y un enfoque en la coreografía de movimiento. La paleta de colores, predominantemente apagada y sombría, contrasta con las explosiones de color que acompañan los momentos de magia y poder.

En definitiva, "Kaena: La profecía" es una película visualmente impactante que, a pesar de sus fallos narrativos, ofrece un espectáculo épico y memorable. Es una obra que, más que contar una historia compleja, busca evocar una sensación de asombro y temor ante la fuerza de la naturaleza y la fragilidad de la existencia.

Nota: 7/10