“Kahit Butas Ng Karayom Papasukin Ko...” no es una película que se pueda simplemente “ver”; es una experiencia cinematográfica que exige atención, inteligencia y, sobre todo, una mente abierta. Dirigida y protagonizada por la leyenda Fernando Poe Jr., la película no se aferra a los clichés del género de acción o la comedia, sino que se atreve a explorar las complejidades de la corrupción y la lucha por la integridad en un contexto específico: el ejército filipino. La película, que destaca por su ambientación en Zamboanga, se erige como una alegoría sobre las dinámicas de poder y la dificultad de cambiar un sistema arraigado.
La dirección de Poe Jr. es magistral, tanto en la construcción de la atmósfera – la humedad, el calor, la desorganización de la base militar – como en la gestión del ritmo. Poe Jr., que además es productor, se despliega en el papel de Fernando, un oficial militar consciente de las injusticias pero aún confrontado con la realidad de la corrupción. Su actuación, aunque contenida, transmite la frustración y la determinación del personaje con una sutileza admirable. La película no busca grandes explosiones o secuencias de acción elaboradas; en cambio, se centra en el desarrollo de los personajes y en las tensiones interpersonales. Bing Loyzaga y Roy Alvarez aportan un contrapunto cómico que, lejos de ser gratuito, sirve para resaltar la gravedad de la situación. El humor no es fácil ni instantáneo; es un recurso utilizado para aliviar la tensión y para criticar sutilmente las prácticas corruptas.
Lo que realmente distingue a “Kahit Butas Ng Karayom Papasukin Ko...” es su guion. No se trata de una trama convencional llena de giros inesperados. La historia se construye sobre la lentitud del cambio, sobre la dificultad de desafiar a la autoridad, y sobre las consecuencias personales de la honestidad. La presencia de Bing Davao, interpretado con maestría por la propia hija de Poe Jr., añade una capa de imprevisibilidad y un toque de humor absurdo que, sorprendentemente, encaja perfectamente en la narrativa. La película invita a la reflexión sobre temas como la responsabilidad, la moralidad y el costo del poder. La ambigüedad moral de algunos personajes y la falta de soluciones fáciles son elementos deliberados que contribuyen a la complejidad del relato.
Si bien la película podría beneficiarse de un mayor desarrollo de algunos personajes secundarios, su fuerza radica en su visión particular, en la honestidad de su crítica social y en la innegable presencia de un actor legendario. “Kahit Butas Ng Karayom Papasukin Ko...” no es una película para todo el mundo, pero para aquellos que buscan un cine que desafíe sus expectativas y que ofrezca una mirada diferente sobre la realidad filipina, es una experiencia inolvidable. No es un entretenimiento ligero, sino una meditación sobre la corrupción y la lucha por la integridad.
Nota: 8/10