Kandidaten (2008)

“Kandidaten” (The Candidates), la última película de Ulf Pilgaard, no es un thriller convencional. Es una disección psicológica profunda y perturbadora que utiliza la trama de un crimen como catalizador para explorar la fragilidad de la identidad, la corrupción moral y la persistencia del pasado. La película se instala como una experiencia visceral, consciente de que no siempre busca un escape rápido y satisfactorio, sino que obliga al espectador a confrontar su propia capacidad de juicio y la oscuridad que puede acechar incluso en las personas más aparentemente exitosas.

La actuación de Nikolaj Lie Kaas como Jonas Bechmann es, sencillamente, magistral. Logra transmitir con una sutileza escalofriante la desintegración de un hombre que ha construido su vida sobre una fachada de perfección. Su interpretación es un estudio de las reacciones a la crisis: la incredulidad, el miedo, la desesperación, pero también, paradójicamente, una creciente determinación y un desprecio por la moralidad establecida. Kaas evita el melodrama fácil y se centra en la representación de un hombre que se enfrenta a la pérdida de su identidad y a la amenaza de un pasado que se niega a quedarse enterrado. Kim Bodnia aporta una presencia inquietante a su papel, un hombre que opera en la sombra, cuyos motivos son oscuros y cuya lealtad es siempre cuestionable.

Pilgaard demuestra una gran habilidad para la construcción de atmósferas. La película se apoya mucho en el suspense, en las miradas, en el silencio. No hay explosiones ni persecuciones frenéticas; el terror reside en la sugestión, en la insinuación, en el conocimiento implícito de lo que va a ocurrir. El director utiliza con maestría el montaje y la banda sonora para crear una sensación constante de incomodidad y desasosiego. La paleta de colores, predominantemente grisácea y apagada, contribuye a la atmósfera opresiva y claustrofóbica que envuelve la historia. La película no se apresura en revelar sus secretos, prefiriendo sembrar dudas y complejizar la trama, forzando al espectador a cuestionar cada diálogo y cada acción.

El guion, co-escrito por Pilgaard, es lo que realmente eleva a “Kandidaten” por encima de la simple trama de un thriller. La idea central de que el pasado puede perseguirnos y que las mentiras que construimos para protegernos pueden resultar fatales es rica y resonante. Las múltiples capas de engaño y la ambigüedad moral de los personajes obligan al espectador a permanecer enganchado y a debatir constantemente las verdades que se presentan. La película plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza de la justicia, la responsabilidad y la capacidad de redención. No ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador con una sensación de inquietud persistente, una resonancia que le acompañará mucho después de que las luces del cine se hayan encendido.

Nota: 8.5/10