Kätilö (2015)

“Kätilö” (La Partera) es, sin duda, una película que deja una huella imborrable, no solo por su temática tan singular como la relación improbable entre una mujer lapona, Kertu, y un oficial nazi, Klaus, durante la Guerra de Laponia, sino por su capacidad para evocar la complejidad del mal y la fragilidad de la humanidad en tiempos de guerra. La película se erige como un testimonio visceral de un acontecimiento histórico relativamente desconocido, el conflicto entre Finlandia y Alemania, un escenario que aporta un inesperado trasfondo a la historia de amor que se desarrolla en su seno.

La dirección de Juha Wanhanen es, en general, solera. Domina el ritmo con una precisión calculada, optando por una fotografía en blanco y negro que intensifica la atmósfera sombría y melancólica. No hay artificios visuales excesivos; la película se centra en la autenticidad de los rostros y las emociones, lo que le otorga una crudeza innegable. La película se beneficia enormemente de la utilización del blanco y negro, evocando películas de la época y permitiendo una mayor atención a los gestos y miradas de los personajes. Sin embargo, a veces la lentitud, aunque realista, puede sentirse como una pausa innecesaria, especialmente durante la primera hora.

Las actuaciones son, en su conjunto, sobresalientes. Emilia Ratikan como Kertu ofrece una interpretación absolutamente conmovedora. Su personaje es un retrato de fuerza y vulnerabilidad, de una mujer que se enfrenta a dilemas morales y existenciales con una dignidad silenciosa. Su mirada transmite un dolor profundo y una determinación inquebrantable. Por otro lado, Laurence Roucher como Klaus está lejos de presentar a un villano caricaturesco. Roucher logra una interpretación sutil y perturbadora, mostrando la tormenta interna de un hombre consumido por la ideología y la culpa. Su evolución a lo largo de la película es especialmente inquietante, sugiriendo que, tal vez, no se trata de un monstruo absoluto, sino de un hombre atrapado en un sistema que le corrompió. El resto del reparto es competente, contribuyendo a la atmósfera de tensión y desesperación que impregna la película.

El guion es, sin duda, el punto más fuerte de "Kätilö". La historia se narra con una honestidad brutal, evitando concesiones y mostrando las consecuencias devastadoras de la guerra en todos sus niveles. Las conversaciones entre Kertu y Klaus, aunque a veces pausadas, revelan una complejidad psicológica que desafía las expectativas. La película no glorifica la guerra ni ofrece respuestas fáciles. Más bien, se pregunta sobre la naturaleza del bien y del mal, la capacidad de la humanidad para el amor y la crueldad, y el impacto de los eventos históricos en la vida de las personas. La película explora cómo un acto aparentemente insignificante –la relación entre una partera y un oficial– puede ser un microcosmos de un conflicto mucho mayor. La banda sonora, minimalista y evocadora, complementa a la perfección la atmósfera de la película, acentuando la sensación de aislamiento y melancolía. En general, el guion es inteligente y perspicaz, ofreciendo una reflexión profunda sobre la condición humana.

Nota: 8/10