Kazaam (1996)

“Kazaam” es, en su esencia, una película que celebra la inocencia y la nostalgia de los ochenta, una oda a la magia simple y a las películas de genios. Sin embargo, más allá de las referencias obvias al cine fantástico clásico, el filme se encuentra a menudo en una zona gris, oscilando entre lo divertido y lo olvidable. La película, que cuenta con Chris O’Donnell como Max, un joven en apuros que se encuentra inesperadamente involucrado en los asuntos de un genio, tiene potencial pero no logra alcanzar la excelencia que prometía su premisa.

La dirección de Sam Rabin se caracteriza por un estilo visual ligeramente kitsch, con colores vibrantes y una fotografía que recuerda a las producciones de ciencia ficción de la época. Rabin se esfuerza por evocar la atmósfera de una película de magia, y se le acoge un trabajo decente, aunque carente de una visión particularmente original. El ritmo, en general, es dinámico y se mantiene entretenido, aunque en ocasiones se siente un tanto apresurado, especialmente en la primera mitad. Hay momentos donde la película se permite un exceso de exuberancia visual, lo que a veces resta credibilidad a la situación de Max y a la amenaza que representa Kazaam.

La actuación de O’Donnell es sólida y convincente. Logra transmitir la vulnerabilidad y la frustración de un chico que, de repente, se ve encargado de proteger a un genio errante. De hecho, el corazón de la película reside en su relación, la de Max y Kazaam, que evoluciona de un choque inicial a una improbable amistad. George Sigaras, en el papel del agente del FBI, aporta un toque de seriedad necesaria al arco de la historia, aunque su personaje se siente un tanto unidimensional y carente de profundidad. Sin embargo, la verdadera joya de la película son las actuaciones de los actores de doblaje, que animan el personaje de Kazaam (interpretado por Vincent Price) con una maestría que eleva considerablemente la experiencia. La voz de Price, combinada con los efectos de sonido, consigue crear un genio legendario, con un carisma innegable.

El guion, aunque entretenido, presenta algunos problemas. Los diálogos a veces son torpes y poco naturales, y la trama principal, aunque con momentos de ingenio, es predecible. La resolución, si bien satisfactoria, es un tanto rápida y no explora a fondo las implicaciones de la existencia de un genio. Se podrían haber creado giros más inesperados o, al menos, haber profundizado en la justificación de las acciones de los personajes. La película depende en gran medida de los efectos especiales, que, aunque para la época eran impresionantes, hoy en día se ven algo datados. A pesar de estas deficiencias, “Kazaam” conserva un cierto encanto, gracias a su mensaje positivo sobre la amistad, la valentía y la importancia de usar los talentos para el bien.

Nota: 6/10