Keteke (2017)

“Keteke” es, sin duda, una joya cinematográfica africana que se atreve a desafiar expectativas y a presentar una visión fresca y cautivadora de la Ghana de los años ochenta. Dirigida por Nana Akua Christian, la película no es simplemente una comedia ligera, sino una exploración profunda de las tensiones sociales, las normas culturales y la búsqueda de la esperanza en un contexto rural y esquivo. La película se construye con una paciencia notable, permitiendo que el espectador se sumerja por completo en la vida cotidiana de sus personajes, brindando una inmersión visual y auditiva que se siente genuinamente auténtica.

La dirección de Christian es magistral en la manera en que maneja el ritmo. Las largas tomas, que a veces parecen detenerse en el silencio, funcionan a favor de la película, permitiendo que la atmósfera de calor implacable y la desolación de la carretera se impregnen en cada escena. La banda sonora, que incluye una icónica grabación de Michael Jackson, no es un simple adorno, sino un elemento fundamental para la narración. La música actúa como un símbolo de anhelo, de la búsqueda de algo mejor y de la conexión humana en un entorno hostil. Pero lo más importante es que la inclusión de la música local añade una capa de riqueza cultural que realza la experiencia de visionado.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Adjetey Anang como Boi ofrece una interpretación sutil pero poderosa, transmitiendo con claridad el conflicto interno de un hombre atrapado entre sus responsabilidades y sus deseos. Lydia Forson, por su parte, encarna a Atswei con una fuerza y vulnerabilidad que la hacen inmediatamente identificable. Fred Nii Amugi, como el personaje local con quien se cruzan, aporta un toque de humor y de sabiduría ancestral, elevando la película por encima de lo puramente cómico. Cada actor, a su manera, contribuye a la credibilidad de la historia y a la resonancia emocional de sus personajes.

El guion, escrito por Nana Akua Christian y la propia Christian, es el corazón de la película. No rehúye de los temas delicados, como las desigualdades de género y las limitaciones impuestas por las tradiciones, pero lo hace con sensibilidad y humor. La trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de giros inesperados y de momentos de gran comedia física. La película, sin embargo, va más allá del entretenimiento superficial, planteando preguntas importantes sobre la libertad personal, la responsabilidad familiar y el significado de la pertenencia. El contraste entre el mundo rural y el "moderno" representado por la música y la tecnología, sin embargo, también evoca un diálogo sutil sobre la pérdida de identidad en un continente que busca su camino. Es una película que invita a la reflexión, a la sonrisa y a, sobre todo, a la empatía.

Nota: 8.5/10