Khumba (2013)

“Khumba” es una película animada que, a primera vista, podría pasar desapercibida en el vasto panorama del cine infantil. Sin embargo, tras una visión más detenida, emerge como una pequeña joya con un mensaje poderoso y una ejecución, aunque no sin fallas, admirablemente creativa. La historia, centrada en una cebra de solo la mitad a rayas, Khumba, en su búsqueda para recuperar su color y salvar a su manada de la sequía, es un cliché de la búsqueda del heroísmo, pero lo impregna con un tono ligero y una sensibilidad que lo hacen, en definitiva, entrañable.

La dirección de Ben Schleinfeld se distingue por su colorida estética, que evoca la belleza agreste del Gran Karoo. Los fondos son ricos y detallados, y el movimiento de los personajes, especialmente de Khumba, es fluido y convincente. El ritmo narrativo, en su mayor parte, es sólido, manteniendo un equilibrio entre la aventura y el desarrollo del personaje. Sin embargo, la película a veces tropieza en la exposición, con diálogos que, aunque caricaturescos, resultan un tanto artificiosos. La historia podría haber sido más sutil en la presentación de su motivación, pero se compensa con la comicidad inherente a las situaciones.

El reparto de voces es, en general, muy sólido. Justin Long ofrece una interpretación genuinamente conmovedora como Khumba, transmitiendo la inseguridad y el coraje del protagonista con una sensibilidad que cautiva. La presencia de un ñu sobreprotector interpretado por Patton Oswalt, y la excentricidad de Bradley, el avestruz obsesionado con el agua, por Rob Riggle, añaden toques de humor inteligente y contribuyen a la construcción de un universo animal vibrante. Pero es la voz de Dierdre Bebb como Mamá V, la matriarca de la manada, la que aporta un peso emocional significativo, especialmente en momentos de crisis.

El guion, aunque con las mencionadas exposiciones ocasionales, explora temas universales como la autoaceptación, la diversidad y la importancia de la comunidad. La película plantea la pregunta fundamental de si las diferencias son debilidades o fortalezas, y la resolución, que reside en la celebración de la singularidad de cada individuo, es esperanzadora y acertada. La antagonista, Phango, el leopardo cruel y desalmado, es un villano unidimensional pero efectivo, y su enfrentamiento final es visualmente impactante. Sin embargo, la película podría haber profundizado más en las consecuencias de la sequía y el impacto del control de Phango en la vida de los animales, lo que habría elevado la ambición narrativa.

En definitiva, "Khumba" es una película familiar agradable que ofrece un mensaje positivo y visualmente atractivo. No es una obra maestra, pero su espíritu optimista y su estética cautivante la convierten en una opción recomendable para las familias que buscan una aventura ligera y con una dosis de conciencia social.

Nota: 7/10