Kick-Ass 2: Con un par (2013)

“Kick-Ass 2: Con un par” es un descenso deliberado a la parodia, una decisión que funciona a veces maravillosamente, otras veces con un cinismo que desgarra la película. La secuela, dirigida por Jeff Wadlow, se atreve a subvertir las expectativas que generó el original, explorando la saturación del género superheroico y las consecuencias del idealismo juvenil descontrolado. No es la película que esperamos, ni es necesariamente la mejor, pero sí es una experiencia entretenida, aunque con algunas fisuras notables.

La película se centra en la dinámica entre Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) y Hit Girl (Chloë Grace Moretz), quienes, tras la creación de una organización de superhéroes amateurs, se enfrentan a una amenaza que va más allá de las simples travesuras de adolescentes. El regreso de Bruma Roja, ahora The Mother (Christopher Mintz-Plasse), es el catalizador que arrastra a la narrativa hacia un territorio más oscuro y, en cierto modo, más absurdo. Mintz-Plasse ofrece un giro inesperado a su personaje, mostrando una faceta amenazante y retorcida que es, paradójicamente, la más efectiva de la película. La dinámica entre él y Taylor-Johnson es, en general, bastante dinámica y divertida, aunque la dirección, en ocasiones, se siente un poco desordenada, perdiendo el ritmo que caracterizaba el trabajo de Rupert Sanders en el primer film.

La dirección de Wadlow se siente a veces torpe, y las secuencias de acción, aunque visualmente potentes, carecen del pulso y la crudeza que definieron la original. El exceso de CGI, en algunos momentos, resta credibilidad a las escenas de lucha, desatendiendo la estética ‘realista’ que impulsaba el éxito inicial. Sin embargo, la película no se limita a la violencia. Explora con cierto ingenio la banalidad de la fama, la obsesión mediática y la dificultad de mantener la autenticidad en un mundo dominado por las redes sociales. El guion, escrito en su mayoría por los hermanos Van Patten, se beneficia de esta reflexión, planteando preguntas sobre el impacto de las acciones heroicas y el valor de la originalidad en un mundo donde la imitación es la forma más rápida de lograr la atención.

Las actuaciones son sólidas. Chloë Grace Moretz vuelve a encarnar a Hit Girl con su característica mezcla de vulnerabilidad y determinación. Taylor-Johnson maneja con oficio el papel de héroe idealista, aunque a veces se le ve abrumado por la magnitud de la tarea. El elenco secundario, particularmente Jim Carrey como el durísimo coronel Stars and Stripes, aporta toques cómicos y, a veces, dramáticos. Su interpretación, en definitiva, es un punto a favor de la película, un ejemplo de cómo un actor experimentado puede aportar vitalidad a un proyecto que, en algunos aspectos, se siente un poco desconectado de sus raíces.

Nota: 6/10