Kicked in the Head (1997)

“Kicked in the Head” es una película que, en lugar de ofrecer respuestas fáciles, se entrega al espectador como un laberinto de situaciones absurdas y personajes extravagantes. Más que una narrativa lineal, la película construye una atmósfera de paranoia y humor negro que, si bien puede resultar frustrante para quienes buscan una trama convencional, recompensa con una experiencia cinematográfica genuinamente peculiar. La película, dirigida con una audacia casi punk por Jake Roberts, no se toma en serio a sí misma, abrazando el caos y la imprevisibilidad con una convicción que es, a su vez, su mayor fortaleza y, posiblemente, su mayor debilidad.

El guion, escrito por Roberts y Mark Duplass, se basa en un diálogo rápido, a menudo improvisado y cargado de sarcasmo. No se espera que el espectador comprenda cada detalle del universo construido por la película; en su lugar, se invita a participar en el desconcierto, a aceptar que lo que se presenta es, en gran medida, ilógico. Las situaciones, desde el envío de un paquete sospechoso hasta el encuentro con la enigmática stewardess, son tan abruptas y exageradas que evocan al cine de vanguardia de los 70, aunque con un toque contemporáneo que recuerda a las películas de Wes Anderson. Sin embargo, el ritmo frenético puede resultar abrumador para algunos y la ausencia de un hilo conductor sólido puede dejar a algunos espectadores sintiéndose perdidos.

La dirección de Roberts es implacable. Cada toma está cuidadosamente compuesta, con un uso particular del color y la luz que contribuye a la atmósfera opresiva y surrealista. No hay concesiones en la estética visual; la película es cruda, honesta y, en cierto modo, salvaje. La música, seleccionada con gran cuidado, complementa la acción y acentúa la sensación de inquietud. Pero la verdadera magia de la película reside en las actuaciones. Kyle Chandler, como Redmon, ofrece una interpretación magistralmente sutil, transmitiendo la desesperación y la confusión de un hombre en crisis. Su actuación es fundamental para mantener la verosimilitud de un personaje que, en esencia, se encuentra en una situación completamente fuera de control. También destaca la presencia de Emily Mortimer, que aporta una complejidad y una vulnerabilidad inesperadas a su papel. Sin embargo, la película se apoyan en gran medida en las fortalezas de Chandler, quien aporta una presencia imponente y convincente.

En definitiva, "Kicked in the Head" no es una película para todos. Es una propuesta cinematográfica desafiante, que exige una apertura mental y una disposición a aceptar lo absurdo. No es una película fácil de digerir, pero para quienes disfrutan de la experimentación y la originalidad, puede ser una experiencia inolvidable. Es una película que te hace pensar, cuestionar la realidad y, sobre todo, que te hace reír a carcajadas por la locura de las situaciones.

Nota: 7/10