Kickin' It Old Skool (2007)

“Kickin’ It Old Skool” es una película que, en el mejor de los casos, se erige como una nota de amor nostálgica para los aficionados al breakdance de los ochenta, y en el peor, un ejercicio de nostalgia barata y diálogos forzados. Jamie Kennedy, quien se encuentra en su mejor momento como comediante en esa época, interpreta a Justin, un joven bailarín con talento que, tras un accidente, se encuentra atrapado en un bucle temporal de dos décadas. La premisa, cuanto más se analiza, resulta absurdamente compleja y, con el tiempo, inevitablemente se desmorona bajo su propio peso. Sin embargo, la película se aferra a su concepción original con una energía contagiosa, aunque a veces descontrolada.

La dirección de Steve Rinzler es notablemente entusiasta. Captura la vibra de los 80 con una estética pulcra y un enfoque en la coreografía. Los bailes de breakdance, coreografiados con esmero, son una de las mayores virtudes de la película. El equipo técnico se esfuerza por recrear la atmósfera de la época, desde la música de fondo hasta el vestuario y los peinados. Sin embargo, la dirección carece de sutileza y a veces se inclina hacia la exageración, volviendo la acción demasiado frenética y dificultando la inmersión del espectador. La película no se atreve a profundizar en las complejidades del viaje temporal, ni explora las implicaciones emocionales o filosóficas de la situación, optando por la comedia y la acción como principales motores narrativos.

Las actuaciones son mezcladas. Kennedy se muestra carismático y entretenido, pero su interpretación carece de profundidad. Sus compañeros de reparto, especialmente el joven Josh Lucas, aportan una dosis de frescura y humor. El personaje de la novia, interpretada por una joven Shannon Tweed, es algo caricaturesco y su relación con Justin se siente un poco forzada. A pesar de las limitaciones del guion, las actuaciones cumplen su función de mantener el interés del espectador, aunque sin alcanzar un nivel superior.

El guion es, sin lugar a dudas, el punto más débil de la película. La trama se complica sin necesidad, introduciendo elementos absurdos y soluciones improvisadas que, en última instancia, debilitan la credibilidad de la historia. Los diálogos son a menudo torpes y poco naturales, y el ritmo es errático, alternando momentos de acción frenética con escenas de diálogo insustanciales. La película no ofrece ninguna reflexión interesante sobre la identidad, el tiempo o el paso del tiempo, limitándose a una sucesión de situaciones cómicas y coreografías de breakdance. No se atreve a plantear preguntas difíciles, prefiriendo la diversión inmediata, aunque superficial.

A pesar de sus defectos, “Kickin’ It Old Skool” puede resultar entretenida para aquellos que buscan una película ligera y sin pretensiones, llena de música de los 80 y coreografías de breakdance. Sin embargo, no esperéis una obra maestra cinematográfica. Es un producto comercial, un homenaje a una época y a un género, que se queda en la superficie, sin alcanzar una mayor profundidad o resonancia.

Nota: 5/10