Kindred (2020)

“Kindred” (2021) no es una simple película de terror sobrenatural; es una exploración visceral y perturbadora del trauma intergeneracional, la opresión y la lucha por la autonomía. La película, dirigida por Kira Kincannon, se instala con una lentitud deliberada, construyendo una atmósfera de inquietud opresiva que permea cada fotograma. Desde el momento en que Charlotte, interpretada con una fragilidad deslumbrante por Alicia von Rumpff, se despierta en la aislada y decadente mansión de la familia de su difunto novio, se siente como si la propia película se estuviera ahogando en una bruma de incertidumbre. El entorno, que recuerda a una versión sombría de los grandes dominios familiares sureños, actúa como un personaje en sí mismo, simbolizando la rigidez, las tradiciones arraigadas y las expectativas implacables que definen el destino de Charlotte.

La película se fundamenta en un guion inteligente y centrado en el personaje. No se apresura a revelar su propuesta central; en cambio, nos sumerge gradualmente en la paranoia y la confusión de Charlotte, a medida que sus visiones y la manipulación de la familia de Ben, encabezada por la matriarca, Mildred (interpretada con una crueldad calculada por Sheila Vand), se intensifican. La ambigüedad es un elemento clave: ¿son las visiones reales o producto de su mente, sobreexcitada por el embarazo y el dolor? La película no nos da respuestas fáciles, lo que obliga al espectador a cuestionar la naturaleza de la realidad y el poder de la memoria. La historia de Charlotte no es solo sobre un amor perdido, sino sobre la búsqueda desesperada de control sobre su propio cuerpo y su futuro, una lucha que la conecta con el pasado y con los errores de sus antepasados.

Las actuaciones son sobresalientes en todos los niveles. Von Rumpff ofrece una actuación magistral, transmitiendo con sutileza la creciente desesperación y el miedo de Charlotte. Sheila Vand, en su papel de Mildred, es inolvidable, construyendo una imagen de una mujer autoritaria, aparentemente benevolente, pero en realidad escondiendo una profunda amargura y un deseo de proteger a sus descendientes. El resto del reparto, incluyendo a Brandon Clark como el hermano de Ben, ofrece interpretaciones sólidas que contribuyen a la credibilidad de la historia. La dirección de Kincannon, por su parte, es exquisita, aprovechando al máximo la iluminación, la composición de planos y el uso del sonido para crear una experiencia cinematográfica inmersiva y perturbadora. La banda sonora, minimalista pero efectiva, realza la atmósfera de suspense y misterio.

“Kindred” no ofrece un entretenimiento ligero. Es una película que exige atención y que requiere que el espectador se confronte con temas incómodos como el racismo, el abuso y la pérdida. Sin embargo, su fuerza reside precisamente en esta honestidad brutal y en su capacidad para generar una reflexión profunda sobre el legado de la opresión. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han rodado. Es un ejemplo de cómo el horror puede ser utilizado como una herramienta poderosa para explorar las profundidades de la experiencia humana.

Nota: 8.5/10