King, mi pequeño rey (2022)

“King, mi pequeño rey” (King, mi pequeño rey) no es la comedia familiar más original que hemos visto, pero consigue arrancar una agradable ola de nostalgia y un eficaz dosis de corazón. La película, dirigida por Chris Buck y Carlos Saldana, nos transporta a una aventura improbable, pero visualmente impactante, que nos recuerda la pureza de la infancia y la importancia de la conexión familiar. A pesar de algunos clichés, la película logra mantener al espectador entretenido gracias a una puesta en escena cuidada y un guion que, si bien no sorprende, cumple su cometido con soltura.

El núcleo de la película reside en la relación entre Inés y Alex, interpretados con honestidad por Quinneigh Miller y Nathan Hill, respectivamente. Su escapada, motivada por la compasión hacia un animal indefenso, es el catalizador de una aventura que no sólo les ofrece la posibilidad de conocer a un león bebé, sino también de redescubrir su propia conexión. Las actuaciones son genuinas y transmiten la inocencia y la determinación de dos hermanos que se lanzan a la aventura sin dudarlo. La química entre los actores es evidente, lo que hace que la historia sea más creíble y conmovedora.

La dirección de Buck y Saldana se beneficia de la experiencia en la franquicia de Disney Pixar, y la película exhibe una notable habilidad para crear escenas visualmente espectaculares. La animación es, como cabría esperar, de alta calidad, con una atención meticulosa a los detalles en la peluquería del león y en los paisajes africanos. La banda sonora, compuesta por el aclamado John Powell, es especialmente efectiva, contribuyendo a crear un ambiente de aventura y emoción. Sin embargo, la película no se detiene mucho en profundizar en las motivaciones de los personajes secundarios o en explorar las implicaciones éticas de su acción, optando por un enfoque más ligero y directo.

La trama, aunque sencilla, tiene su punto fuerte en el desarrollo del personaje de King. El león, interpretado por un vocalizador excepcional, evoluciona a lo largo de la película, mostrando un comportamiento impredecible y adorable. La decisión de llevarlo a África no es simplemente una aventura romántica, sino una búsqueda de su verdadero hogar y de su familia. El giro final con la revelación de Max, el abuelo poco frecuente, añade una capa emocional a la historia. No obstante, a veces la película recurre a situaciones previsibles para mantener el ritmo acelerado, y algunos diálogos se sienten un poco forzados.

En definitiva, “King, mi pequeño rey” es una película familiar agradable y entretenida, que, más allá de sus elementos fantásticos, celebra la amistad, la familia y el valor de la conexión. Es un viaje visualmente atractivo que no dejará indiferente, especialmente a los niños. No es una obra maestra, pero su corazón y su optimismo la convierten en una opción recomendable para un fin de semana en familia.

Nota: 7/10