Kiss Kiss, Bang Bang (2005)

“Kiss Kiss Bang Bang” (2005) de Shane Black es una película que se aferra a su peculiaridad como si fuera la clave de su éxito, y en muchos sentidos lo es. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una comedia negra excepcionalmente entretenida, sorprendentemente inteligente y llena de giros inesperados que, en el fondo, no dejan de sorprendernos, incluso más de veinte años después de su estreno. Black, a su vez, demostró una habilidad notable para mezclar el humor absurdo con una crítica social sutil, lo que lo distingue de muchos de sus contemporáneos.

La dirección de Black es, en esencia, audaz. Se permite ser deliberadamente caótica, jugando con el ritmo y la forma en que presenta la historia. Las secuencias de persecución son frenéticas y visualmente estimulantes, no solo por la acción en sí, sino por la forma en que se encuadran y la música que las acompaña. El uso de la cámara es dinámico, explorando los sets de rodaje de Hollywood con una mirada que oscila entre la crítica y la admiración. Black no se anda con rodeos; la película se siente orgánica, como si estuviera surgiendo en tiempo real, una consecuencia directa de las decisiones creativas de sus protagonistas. A pesar de la aparente aleatoriedad, hay una coherencia narrativa que, al final, se revela como un entramado inteligente.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Robert Downey Jr. ofrece una interpretación magistral, transformándose en Harry Lockhart, un ladrón de poca monta con un talento innato para la observación y un ingenio afilado. Su química con Val Kilmer, quien interpreta al detective privado Frank Peroff, es electrizante. Kilmer aporta una presencia imponente y un cinismo agridulce que contrasta a la perfección con el nerviosismo de Lockhart. Ambos actores logran transmitir la incomodidad, el sarcasismo y, en ocasiones, la vulnerabilidad de sus personajes. La relación entre ellos se construye a través de un intercambio constante de piropos y sarcasismo, un diálogo mordaz que se ha convertido en un clásico del cine. El juego de ingenio entre Downey Jr. y Kilmer es, sin duda, el corazón palpitante de la película.

El guion, escrito por Shane Black y el fallecido David Mandel, es lo que realmente eleva a “Kiss Kiss Bang Bang” por encima de una simple comedia. La trama, basada en la historia corta de Elmore Leonard, es un laberinto de engaños, pistas falsas y personajes poco fiables. La película no se toma consigo a la audiencia, obligándola a seguir el hilo, a menudo siguiendo caminos retorcidos y a cuestionar la veracidad de lo que se presenta. La banda sonora, compuesta por Brian Reitzell, con sus sonidos electrónicos y referencias a películas noir, refuerza el tono oscuro y satírico de la historia. El guion se basa en el "show, don't tell", la película demuestra más que explica, lo que hace que la experiencia sea más vívida y memorable.

Nota: 8.5/10