Krime Story. Love Story (2022)

“Krime Story. Love Story” es una película que se entrega con una ambición ambigua, resultando un ejercicio de suspense psicológico que, aunque consigue mantener la tensión por momentos, no logra consolidar completamente su propuesta. Dirigida por Oriol Paulo, conocido por sus thrillers con giros argumentales, la película se centra en la relación entre un ladrón frustrado, Daniel (interpretado con una intensidad creíble por Eduard Fernández), y su compañero, un hombre de negocios adicto al juego, Miguel (interpretado por Hugo Silva). La trama, inicialmente sencilla como el robo planeado, se complica rápidamente al descubrir que el "trabajo terminado" es solo el principio de una maraña de mentiras, sospechas y una relación que se transforma en algo mucho más oscuro y personal.

La dirección de Paulo es, como siempre, meticulosa y controlada. El ritmo es deliberadamente lento, construyendo la atmósfera de incertidumbre con paciencia. Se observa un dominio de la composición visual, empleando la luz y la sombra para generar una sensación constante de desconfianza y ocultación. Sin embargo, esta lentitud, que puede funcionar para algunos espectadores, podría resultar tediosa para otros. Paulo juega con las expectativas del espectador, creando un ambiente de constante interrogación sobre quién es el verdadero culpable, qué está ocurriendo y qué motiva a los personajes. La banda sonora, integrada sutilmente en la narrativa, refuerza este efecto de inquietud y contribuye a la tensión omnipresente.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Eduard Fernández ofrece una interpretación particularmente convincente como Daniel, un hombre atormentado por su pasado y obsesionado con la venganza. Su mirada, llena de desesperación y ambivalencia, es la clave para entender sus motivaciones. Hugo Silva, por su parte, transmite con eficacia la fragilidad y la adicción de Miguel. La química entre ambos actores es palpable, lo que hace que sus interacciones sean especialmente tensas e impredecibles. La actriz principal, Greta San André, como la mujer que une a los dos protagonistas, aporta una presencia constante y una cierta vulnerabilidad que complica aún más el entramado de la historia. Aunque el papel es relativamente pequeño, su interpretación logra generar empatía y un cierto misterio alrededor de su personaje.

El guion, sin embargo, es donde la película presenta sus mayores debilidades. Si bien la premisa inicial es atractiva y el concepto de “storytelling” es interesante, la complejidad de la trama se vuelve, en ocasiones, excesiva y confusa. Los constantes giros argumentales, si bien buscan sorprender, a veces carecen de una justificación sólida y se sienten forzados. La película se pierde en detalles que, en lugar de enriquecer la historia, la ralentizan y la hacen menos coherente. El final, aunque sí ofrece un giro inesperado, podría haberse aprovechado mejor, evitando ciertas soluciones poco convencionales y apostando por una mayor profundidad emocional. La sensación es que, a pesar de su ambición, el guion podría haber estado más centrado en la exploración de la psicología de los personajes y en la creación de una historia más humana y menos centrada en el artificio narrativo.

Nota: 6.5/10