Krisha (2016)

“Krisha” no es una película fácil. Trey Edward Shults, a través de su debut cinematográfico, nos sumerge en un torbellino de emociones y claustrofobia psicológica, construyendo una experiencia cinematográfica visceral que, sin duda, se queda con el espectador mucho después de que los créditos finales se hayan apagado. No es un thriller convencional, sino un estudio de personajes y un retrato perturbador de la desintegración familiar, tejido en el tejido de un momento crucial: el Día de Acción de Gracias.

La película gira en torno a Krisha (Kayti McCarthy), una mujer con problemas de salud mental que regresa a su hogar en Texas para pasar las vacaciones con su familia. Lo que parece un reencuentro familiar se convierte rápidamente en una encrucijada de secretos, resentimientos y una creciente paranoia que amenaza con desmoronar a todos los involucrados. Shults evita los clichés del melodrama familiar, eligiendo en su lugar una aproximación directa y, a veces, incómoda a la realidad de las dinámicas disfuncionales. La dirección es excepcionalmente precisa, empleando tomas largas, movimientos de cámara sutiles y una composición visual que refuerza la sensación de incomodidad y desasosiego. La iluminación, frecuentemente tenue y apagada, contribuye a la atmósfera opresiva y contribuye a la sensación de que algo terrible está a punto de suceder.

Las actuaciones son, sin duda, el punto fuerte de la película. Kayti McCarthy ofrece una interpretación magistral como Krisha, transmitiendo con una sutileza asombrosa la fragilidad mental y el creciente deterioro de su personaje. No recurre a excesos de dramatismo; en lugar de eso, confía en la mirada, en el gesto, en la entonación de su voz para pintar un retrato creíble y conmovedor de una mujer al borde del colapso. Las actuaciones de los demás miembros de la familia – incluyendo a Sadie M. Harris, Bill Heck, y Luke Pasqualini – también son sólidas, aportando matices y complejidades a las dinámicas familiares que se exploran. Cada actor logra una representación compleja, mostrando la tensión, el miedo y la vulnerabilidad que se esconden bajo la superficie de las relaciones familiares.

El guion, co-escrito por Shults, es innovador y provocador. Shults no ofrece respuestas fáciles ni explicaciones claras. En cambio, se enfoca en los pequeños detalles, en las conversaciones aparentemente inocuas, en las miradas furtivas que revelan la profundidad de los secretos. El diálogo es natural y a menudo incómodo, reflejando la dificultad de expresar emociones honestas dentro de una familia donde el amor y el resentimiento se entrelazan. La película no se preocupa por justificar las acciones de los personajes, sino que se centra en las consecuencias emocionales de sus decisiones. La tensión se construye gradualmente, culminando en un clímax tenso y emocionalmente impactante. Es una obra que obliga al espectador a cuestionar sus propias ideas sobre la familia, el perdón y la sanación.

“Krisha” es un debut cinematográfico memorable que establece a Trey Edward Shults como un director a tener en cuenta. Es una película que te golpea, que te incomoda, que te hace reflexionar. No es entretenimiento ligero, pero sí es una experiencia cinematográfica potente y duradera. Se trata de una obra que se disfruta mejor en silencio, permitiendo que la tensión y las emociones se absorban por completo.

Nota:** 8.5/10