“Kung Fu Panda 4” es un retorno al corazón del Valle de la Paz, pero, lamentablemente, también una reafirmación de sus fallas más evidentes. La película ofrece un espectáculo visualmente vibrante y lleno de acción, pero se ve constantemente eclipsada por un guion que, a pesar de la premisa prometedora, se siente repetitivo y carente de la chispa que caracterizó las entregas anteriores. El argumento, centrado en la preparación de Po para el liderazgo espiritual y la amenaza de un villano recurrente, no innova y se siente como una extensión conveniente de elementos ya vistos. El nuevo antagonista, “el Camaleón”, es un concepto interesante en teoría, con el atractivo de evocar figuras del pasado para representar desafíos morales y emocionales, pero su ejecución es superficial y su motivación, poco convincente.
En términos de dirección, Jon Krasinski aporta una sensibilidad visual que es innegablemente agradable. La película está repleta de secuencias de acción coreografiadas de forma impresionante, que demuestran la habilidad y la dedicación de los animadores. Sin embargo, la dirección no logra trascender la fórmula habitual: explosiones exageradas, coreografías elaboradas y un ritmo que, a pesar de ser ágil, a veces se siente forzado. El uso de la música, aunque presente y con temas pegadizos, no contribuye significativamente a la narrativa y a la atmósfera de la película.
La actuación, en general, es sólida. Jack Black continúa siendo encendido y divertido como Po, ofreciendo un equilibrio perfecto entre el humor slapstick y momentos de reflexión. El resto del reparto, compuesto por Angelina Jolie como la general Vang, Hsu Fu (Daniel Radcliffe) y otros rostros conocidos, cumple su cometido, pero sus personajes, en su mayoría, son planos y carentes de desarrollo. Sin embargo, la interpretación de Jolie, aunque breve, aporta un toque de seriedad y un peso moral interesante a su personaje. Es palpable su esfuerzo por dar profundidad a un rol que, en el fondo, parece limitado.
El guion, el punto más débil de la película, se aferra a estereotipos y clichés. La idea de Po como líder espiritual, la confrontación con sus propios miedos y la necesidad de superar el pasado son temas universales, pero la película no ofrece una exploración profunda ni original de estos conceptos. Se limita a presentarlos de forma superficial, sin profundizar en las complejidades emocionales o morales. El humor, aunque presente, a menudo se siente forzado y recurrente a las bromas visuales que, con el tiempo, pierden su impacto. La película intenta abordar cuestiones sobre el legado y el miedo al cambio, pero lo hace con una torpeza que resta credibilidad a la trama.
En definitiva, "Kung Fu Panda 4" es una película entretenida para toda la familia, especialmente para los más jóvenes, pero que no logra alcanzar la calidad de sus predecesoras. Ofrece una dosis de acción y humor, pero carece de la originalidad y la profundidad que la habían definido. Es un espectáculo visualmente agradable, pero narrativamente decepcionante.
Nota: 6/10