La alegre divorciada (1934)

“La Alegre Divorciada” (1957), dirigida por Stanley Donen y con la exquisita puesta en escena de Ernest Laemmle, es mucho más que un simple musical de la RKO. Se trata de una comedia romántica sofisticada, un estudio de personajes y, a su manera, una aguda crítica a las convenciones sociales de la época. La película, con un diseño de producción deslumbrante que evoca el glamour de los años 50, se erige como un ejemplo brillante de la habilidad para combinar el entretenimiento visual con una trama inteligente y, seamos honestos, un poco picante.

El guion, adaptado de la obra teatral de Preston Sturges, no se queda en las situaciones cómicas obvias. La trama se mueve con una fluidez sorprendente, gracias en gran parte a la capacidad de Donen para dirigir escenas fluidas y dinámicas. La comedia nace de las situaciones y el choque de personalidades, pero también de un subtexto que explora la fugaz naturaleza del amor y la desilusión que puede acarrear la búsqueda de la felicidad. La película observa con ironía la vanidad de las apariencias, el falso decoro social y el vacío detrás de las máscaras que la sociedad impone. La evolución del personaje de Guy Holden, interpretado por Cary Grant, es notable. Inicialmente un hombre de negocios frío y distante, el viaje y la relación con Mimi le llevan a una transformación sorprendente, aunque no necesariamente ideal.

Cary Grant entrega una actuación magistral, equilibrando el encanto natural del personaje con una vulnerabilidad y un humor sutil que definen su interpretación. Sin embargo, la película no se centra solo en él. Jean Hagan, como la tía de Mimi, aporta un toque de fuerza y determinación que contrasta perfectamente con la fragilidad de la protagonista. La química entre Hagan y Grant es genuina y fundamental para el éxito de la comedia. Asimismo, el papel de Egbert, interpretado por Walter Matthau, es memorablte por su cinismo y su constante y frustrante complicidad en el desastre amoroso de Guy. Matthau, con su habitual mordacidad, da vida a un personaje que, a pesar del caos que genera, es fundamental para el desarrollo de la trama.

Si bien la película disfruta de una banda sonora encantadora y un diseño de vestuario impecable, que contribuyen considerablemente a su encanto visual, es la dirección de Donen la que realmente eleva la película. Su habilidad para crear momentos mágicos y diálogos afilados, combinados con el ritmo narrativo trepidante, la convierten en una experiencia cinematográfica gratificante. "La Alegre Divorciada" es más que un musical; es un retrato de la complejidad del amor y las dificultades de encontrar la felicidad en un mundo lleno de convenciones sociales y expectativas. Es un clásico atemporal que sigue siendo capaz de entretener y hacer reflexionar al espectador.

Nota: 8.5/10