“La Alianza del Mal” es un debut cinematográfico que se atreve a explorar los peligros de la herencia y el legado, sumergiéndose en un universo gótico y opresivo dentro de los muros de una prestigiosa academia. La película, dirigida con una atmósfera densa y palpable por Elias Thorne, se presenta como un thriller sobrenatural con un trasfondo histórico que, aunque prometedor, no siempre logra alcanzar su máximo potencial. La ambientación en un internado de Nueva Inglaterra, un crisol de familias poderosas y secretas, genera desde el principio una sensación de inquietud y amenaza latente.
El guion, adaptado de un relato original, presenta una premisa intrigante: una línea de descendientes con habilidades extraordinarias, obligados por un pacto ancestral a mantener el silencio. Thorne y su equipo logran crear un ambiente claustrofóbico que, en gran medida, se debe a la puesta en escena y la fotografía. Los exteriores, con el invierno incesante que atenaza la región, contrastan fuertemente con la opulencia dorada del interior del internado, simbolizando la dualidad entre el poder y la corrupción. Sin embargo, el guion carece de profundidad en algunos momentos, repitiendo ciertos clichés del género y mostrando un desarrollo un tanto precipitado de los personajes. La trama, aunque presenta momentos de tensión efectiva, podría haber sido más elaborada para evitar algunas lagunas en la lógica y para profundizar en la motivación de los personajes.
Las actuaciones son, en general, sólidas. La joven protagonista, Caleb Hayes, transmite una vulnerabilidad y un creciente temor que son convincentes. Su evolución a lo largo de la película es el corazón de la narrativa. Los actores que interpretan a los otros cuatro “Hijos” también ofrecen interpretaciones creíbles, aunque algunos de ellos se ven un poco eclipsados por la presencia de Hayes. Destaca especialmente la interpretación del profesor Silas Blackwood (interpretado por Samuel Davies), un personaje complejo y moralmente ambiguo que añade una capa de intriga y sospecha constante. Davies logra transmitir la frialdad y el calculo de un hombre consumido por el poder, sin caer en estereotipos.
Si bien la película no llega a ser una obra maestra del género, “La Alianza del Mal” se distingue por su atmósfera, su estética gótica y la calidad de su puesta en escena. Thorne demuestra un talento para crear imágenes que evocan una sensación de inquietud y misterio. El uso de la música, con melodías inquietantes y resonantes, contribuye significativamente a la atmósfera opresiva. Sin embargo, la película podría beneficiarse de un guion más pulido y de un desarrollo más profundo de algunos personajes. A pesar de sus fallos, es un debut prometedor que sugiere el surgimiento de un director con potencial.
Nota: 7/10