La armada de McHale (1997)

“La Armada de McHale” (2023) no es, sin duda, una obra maestra cinematográfica que dejará huella en la historia del cine. Más bien, es una película de acción ligera y divertida, un escape cinematográfico que cumple su cometido de manera efectiva, aunque sin pretender ser una propuesta trascendental. La dirección de Jason Borger es competente, logrando mantener un ritmo dinámico en las escenas de acción y momentos de tensión, sin caer en excesos visuales innecesarios. Borger sabe cómo aprovechar el entorno caribeño, creando un telón de fondo visualmente atractivo que complementa la trama, aunque no se explota por completo el potencial del paisaje.

El corazón de la película reside en la interpretación de David Strathairn, quien encarna a McHale con una mezcla de veteranismo, cansancio y un toque de humor bien calibrado. Strathairn no solo ofrece una interpretación sólida, sino que transmite una dignidad y una historia de fondo que hacen que el personaje sea más que un simple héroe de acción. Su presencia en pantalla es constante y aporta un peso emocional a la trama. El resto del elenco, compuesto por actores secundarios talentosos, se integra bien en el conjunto, aunque ninguno sobresale particularmente. Sin embargo, la interpretación de Vladikov, por parte del actor que lo interpreta, añade un matiz de amenazante sofisticación que contrasta agradablemente con la personalidad de McHale.

El guion, en general, es funcional, con un desarrollo de personajes bastante sencillo y una trama que, aunque predecible, mantiene al espectador enganchado gracias a la sucesión de eventos y al desarrollo de la amenaza rusa. No obstante, recurre a algunos clichés del género de acción y la resolución final se siente un tanto apurada. Se podrían haber profundizado algunos aspectos de la motivación de los personajes y de las consecuencias del conflicto, pero el enfoque se mantiene en la acción. La película se siente como un guiño a las películas de espías clásicas, sin llegar a superarlas. Hay momentos de diálogos ingeniosos, pero también hay pasajes que podrían haberse pulido para aumentar el impacto narrativo. La trama funciona como un mecanismo de diversión, pero carece de la complejidad y de la sustancia que podrían haberla elevado.

En resumen, “La Armada de McHale” es un entretenimiento decente para una noche de cine. No es una película que destaque por su originalidad o su profundidad, pero sí ofrece acción, humor y un ambiente caribeño atractivo. Es una película disfrutable para aquellos que buscan una distracción ligera y sin complicaciones. No es perfecta, pero cumple su función y ofrece un pase de lista al público que busca un escape rápido y satisfactorio. Se podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de personajes y de un guion menos dependiente de clichés.

Nota:** 6/10