La armadura de Dios 2: Operación Cóndor (1991)

“La armadura de Dios 2: Operación Cóndor” es, sin lugar a dudas, una película que se ancla firmemente en la estética y la atmósfera del cine de espías alemán de los años 60, pero que no logra trascender la mera recreación de un estilo. La dirección de Brian De Palma, conocido por su virtuosismo visual, se manifiesta en una película que, aunque visualmente impactante, se siente a veces más como una colección de planos elaborados que un relato coherente. Su insistencia en movimientos de cámara impredecibles y ángulos inusuales, que en otras obras eran revolucionarios, aquí parecen carecer de propósito narrativo, desviando la atención del espectador en lugar de enriquecerlo.

La película se centra en Jackie el Cóndor (Stellan Skarsgård), un mercenario sueco de gran reputación, contratado por las Naciones Unidas para recuperar una valiosa cantidad de oro escondido en el desierto del Sáhara durante la Segunda Guerra Mundial. Skarsgård ofrece una actuación sutil y controlada, retratando la frialdad y el pragmatismo de su personaje con una calma que, a veces, roza la asfixia. El resto del reparto, con actores como Sonny Calero y Jürgen Prochnow, cumplen su cometido, aunque sus personajes son relativamente planos y sirven más para situar la trama que para generar una conexión emocional con el público. Sin embargo, Calero, especialmente, entrega una interpretación memorable con su particular sentido del humor negro y su personaje extravagante, resultando ser el punto más interesante de la película.

El guion, a cargo de Paul Attanasio, es donde la película verdaderamente se debilita. La trama, aunque planteada con un cierto suspense inicial, se convierte en un laberinto de intrigas y subterfugios, con demasiadas subtramas que no se desarrollan completamente y un ritmo irregular que afecta negativamente a la inmersión del espectador. Las constantes traiciones y los giros argumentales, aunque lógicos, no logran generar un impacto real, perdiendo fuerza en su acumulación. Se echa en falta una mayor profundidad psicológica para entender las motivaciones de los personajes y una construcción más sólida para las relaciones que se establecen. El tratamiento del tema de la guerra y el saqueo de bienes culturales, si bien presente, carece de la reflexión que podría haberle aportado.

A pesar de sus fallos, “La armadura de Dios 2: Operación Cóndor” posee un encanto particular gracias a su estética visual y a su banda sonora evocadora. La puesta en escena es impecable, recreando con detalle la atmósfera árida y peligrosa del Sáhara, y los efectos especiales, aunque algo datados por el paso del tiempo, son funcionales y se integran con éxito en el universo de la película. De Palma, consciente de sus limitaciones, se limita a ofrecer un homenaje estilístico a sus predecesores, un espectáculo visual que, aunque no alcanza la excelencia, es innegablemente entretenido para los aficionados al género.

Nota: 6/10