La aspirante (2021)

“La aspirante” (The Swimmers) no es un melodrama adolescente convencional, sino una suerte de elegía a la resiliencia, un testimonio visual y emocional de la fuerza del espíritu humano frente a la adversidad. La película, dirigida con una sensibilidad notable por Sarah Polley, nos presenta a Ester y Dafne, dos hermanas romanas que, tras un trauma familiar devastador, se ven obligadas a abandonar su hogar y a perseguir un sueño aparentemente imposible: competir en los Juegos Olímpicos de natación. El hecho de que la historia se desarrolle principalmente en el contexto del remo universitario en Estados Unidos, puede parecer un giro inesperado, pero es precisamente esa incongruencia la que otorga a la película un aire de frescura y originalidad.

La película se centra en el viaje físico y, sobre todo, psicológico de Ester, interpretada de manera magistral por Clara Salaman. Su retrato es sutil pero poderoso, transmitiendo la vulnerabilidad inicial de una joven que lucha contra sus demonios internos y que, a su vez, se ve confrontada a un mundo nuevo y hostil. La dirección de Polley, a través de la fotografía de Larkin Johnson, establece una atmósfera densa y a veces opresiva, que refleja el estado emocional de la protagonista y la cultura de la universidad estadounidense. La cinematografía se enfoca en las aguas oscuras y el ambiente frío, subrayando el aislamiento de la joven y la dificultad de adaptación.

Pero el filme no se limita a la historia personal de Ester. La relación entre las hermanas es el corazón de la película, y la química entre Salaman y Alba Sarkar como Dafne es innegable. No se trata de una relación idealizada, sino de un vínculo forjado en la necesidad y la comprensión mutua. Las dinámicas entre ellas, sus discusiones, sus silencios, son elementos clave que enriquecen la narrativa. El guion, coescrito por Polley y el propio Salaman, se distancia de la sentimentalidad fácil, ofreciendo momentos de humor sutil y de reflexión sobre la identidad, la familia y la búsqueda de un propósito.

Si bien el ritmo de la película puede resultar a veces lento, permitiendo que el espectador se sumerja por completo en el universo de las protagonistas, este detalle es esencial para comprender la profundidad del viaje emocional que están emprendiendo. La película no busca soluciones rápidas ni finales grandiosos, sino que se centra en el proceso, en los pequeños avances, en las dificultades, y en la persistencia. Además, la banda sonora, discreta pero efectiva, complementa a la perfección las imágenes y la atmósfera. La película hace hincapié en la representación queer, no como un tema central, sino como una parte integral de la identidad de las hermanas y de su lucha. Se observa una representación natural, sin excesivos halagos o clichés.

En definitiva, “La aspirante” es una película conmovedora y honesta, que nos invita a reflexionar sobre la fuerza interior y la importancia de perseguir nuestros sueños, sin importar los obstáculos. Es una película que se queda con el espectador mucho después de que termina la proyección.

Nota: 8/10