La autopsia de Jane Doe (2016)

“La autopsia de Jane Doe” no es una película que te atrape desde el principio con un thriller de ritmo vertiginoso. Más bien, es una pieza de suspense psicológico que se revela con calma, construyendo una atmósfera de inquietud y desconfianza que, a pesar de su lentitud inicial, acaba resultando inquietantemente efectiva. La película, dirigida por Michael Winterbottom, apuesta por la introspección y la exploración de la complejidad de las relaciones familiares, dejando que la tensión se acumule sutilmente a través de la interacción entre el padre, Henry, interpretado magistralmente por Peter Capaldi, y su hijo, Sam (Frank Harts).

Capaldi ofrece una actuación soberbia, transmitiendo la amargura, el pragmatismo y la silenciosa desesperación de un hombre que ha dedicado su vida al manejo de la muerte. Su Henry no es un detective afanoso, sino un hombre marcado por las tragedias pasadas, un hombre que lucha por mantener la cordura en un mundo que le recuerda constantemente su propia mortalidad. Su relación con Sam es el núcleo emocional de la película. Se trata de un vínculo fracturado, lleno de resentimiento y comunicación deficiente, lo que hace que cada encuentro sea cargado de tensión. La química entre Capaldi y Harts es palpable y fundamental para el éxito del filme.

La dirección de Winterbottom se distingue por su enfoque en los detalles y su atención al ambiente. La funeraria, un espacio frío, oscuro y lleno de objetos extraños, se convierte en el escenario perfecto para la narrativa. La fotografía es sombría, casi monocromática, contribuyendo a la sensación de opresión y aislamiento. Sin embargo, la película evita caer en clichés y clichés de género. No se basa en persecuciones ni en giros argumentales repentinos. En cambio, se centra en los pequeños detalles, en las miradas, en los silencios, en las pequeñas mentiras que tejen la red de secretos que rodean el misterio de Jane Doe. El guion, adaptado de la novela homónima de Stephen Graham, es inteligente y matizado. Se presta especial atención a la psicología de los personajes, explorando las motivaciones ocultas y las complejas dinámicas familiares. A pesar de la lentitud del desarrollo, el guion recompensa la paciencia del espectador con un final sorprendentemente impactante que desafía las expectativas.

Es cierto que la película exige un cierto compromiso por parte del espectador. No es un entretenimiento ligero ni instantáneo. Requiere una atención plena y la voluntad de dejarse llevar por el ritmo pausado y la atmósfera inquietante. Pero, en última instancia, “La autopsia de Jane Doe” es una experiencia cinematográfica memorable que invita a la reflexión sobre temas como la pérdida, el arrepentimiento, la identidad y la naturaleza de la verdad. Un estudio psicológico con un misterio central que, aunque no ofrece todas las respuestas, deja una profunda impresión.

Nota: 7/10