La barbería 3: Todo el mundo necesita un corte (2016)

“La barbería 3: Todo el mundo necesita un corte” se presenta como una extensión natural de la fórmula que funcionó tan bien en las entregas anteriores, pero, curiosamente, esta tercera película se siente menos reinventiva y más como un respiro familiar. El núcleo central, la barbería de Calvin, presideda por el formidable Ice Cube, sigue siendo el corazón de la película, un espacio urbano donde la charla, las apuestas y los consejos sobre la vida se entremezclan con los cortes de pelo. Sin embargo, la película lucha por justificar su existencia, dejando que algunos de los elementos que hacían que las anteriores fueran tan atractivas se diluyan en un exceso de trama y personajes secundarios.

El cambio más evidente es la incorporación de un público femenino a la barbería. Aunque la idea de introducir nuevos personajes femeninos es inherentemente atractiva, y la interpretación de Tiffany (Dawn Robinson) aporta una dosis de dinamismo a la película, su presencia a menudo se siente forzada y a veces carece de profundidad. El guion se esfuerza por crear conflictos y tensiones entre los clientes masculinos y femeninos, pero en muchos casos estos conflictos son superficiales y poco convincentes, sirviendo más a la construcción de la trama que a la exploración de las relaciones interpersonales. Se intenta abordar temas como la dinámica de género y el cambio social, pero el resultado es un tratamiento ligero que no profundiza en las complejidades subyacentes.

Cedric the Entertainer, como siempre, brilla con su química con Ice Cube. Sus personajes, Calvin y Eddie, mantienen el encanto característico de la saga, llenando la película de momentos cómicos espontáneos y diálogos ingeniosos. La dirección de Chris Buckner es competente, manteniendo un ritmo sólido y un buen nivel de energía, aunque carece de una visión particular que le permita distinguir a la película de otros comedia de enredo. La fotografía y el diseño de producción, si bien son agradables a la vista, no ofrecen nada particularmente memorable.

El núcleo de la trama, la lucha por salvar la barbería y el barrio, resulta algo simplificada y predecible. Los villanos son caricaturescos y la resolución, aunque satisfactoria, no es especialmente original. La película parece preocuparse más por ofrecer un espectáculo cómico que por explorar verdaderamente las consecuencias del declive económico y social que enfrenta la comunidad. Aunque la película conserva la esencia de la saga, la falta de originalidad en la trama y la superficialidad de algunos de los personajes secundarios la convierten en una experiencia menos satisfactoria que sus predecesoras. La película es un entretenimiento ligero, pero que, finalmente, no lograra conectar a un nivel emocional profundo.

Nota: 6/10