“La batalla de los sexos” es un documental que, lejos de ser una mera crónica de un partido de tenis, se erige como una fascinante y a veces incómoda exploración de las tensiones sociales y culturales de los años 70. La película, dirigida por Jonathan Dayton, logra capturar con gran maestría la atmósfera de un evento que trascendió el ámbito deportivo, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la igualdad de género. No se limita a mostrar el partido en sí, aunque este, en su momento, generó una expectación inmensa, sino que profundiza en las motivaciones y personalidades de sus protagonistas: Bobby Riggs, un antiguo campeón que buscaba reafirmar su dominio y desafiar las nuevas generaciones, y Billie Jean King, una joven deportista que, con su talento y determinación, se convirtió en la embajadora de la igualdad.
Las actuaciones son sobresalientes. Roger Federer, un espectador privilegiado y testigo del evento, aporta una perspectiva fresca y lúcida, actuando como narrador y analista. Pero el verdadero corazón de la película reside en la voz y la presencia de Billie Jean King. Su carisma, su inteligencia y su firmeza son palpables a través de las entrevistas y los fragmentos de archivo. Se percibe una frustración y una dignidad en su relato que complementan admirablemente las intervenciones de Riggs, quien, a pesar de su carácter provocador, muestra en algunos momentos una vulnerabilidad inesperada. La película no rehúye en mostrar la ambivalencia de Riggs, evitando la caricatura fácil y presentándolo como un hombre atrapado en sus propias convicciones, aferrado a un pasado glorioso. La dirección de Dayton es cuidadosa y sutil, permitiendo que los personajes se revelen gradualmente, sin recurrir a simplificaciones.
El guion, aunque basado en hechos reales, se beneficia de una estructura narrativa ingeniosa. La forma en que se intercalan las entrevistas actuales con los archivos de la época, creando una sensación de inmediatez, es efectiva. Se permite al espectador comprender el contexto social, el clima de confrontación entre hombres y mujeres, y la creciente visibilidad de las mujeres en el deporte. La película no solo narra el partido, sino que explora la evolución de las actitudes hacia la mujer, el papel de la publicidad y la presión social que enfrentaban las mujeres en esos años. “La batalla de los sexos” va más allá de un simple documental deportivo, convirtiéndose en un retrato social valioso y entretenido. Es una película que invita a la reflexión sobre la perseverancia, la igualdad de oportunidades y la importancia de desafiar las normas establecidas. Se nota el trabajo metódico en la investigación y el cuidado en la reconstrucción visual de la época.
Nota: 8/10