“La Batalla del Dragón” no es solo una película de guerra; es un estudio profundo de la valentía, la estrategia y las consecuencias del conflicto. Basada en un evento histórico crucial, la batalla de Hansando, esta precuela de “Roaring Currents” nos sumerge en el corazón de la invasión japonesa a Corea, ofreciendo una perspectiva poco común sobre un enfrentamiento naval donde la supervivencia colgó de un hilo. La película se distancia del blockbuster bélico tradicional, optando por un enfoque táctico y psicológico que, aunque exigente para el espectador, recompensa la atención y la reflexión.
La dirección de Jee Wook Kim es magistral. En lugar de centrarse en secuencias de acción frenéticas, se concentra en construir una atmósfera de tensión palpable. La película es meticulosa en su recreación de la época, desde la arquitectura y el vestuario hasta las expresiones faciales y los movimientos de los personajes. La fotografía, con una paleta de colores apagados y la luz natural, contribuye a esta sensación de realismo crudo, transmitiendo la dureza del mar, el clima y la realidad de la guerra. Kim no rehuye la brutalidad de la batalla, mostrando los horrores de la guerra sin romanticismos, pero sí la valentía, el honor y el sacrificio de los hombres que luchaban por defender su tierra.
El elenco de actores coreanos ha dado un trabajo excepcional. Lee Do-hyun como el almirante Yi Sun-sin es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es sutil y conmovedora, mostrando no solo la brillantez estratégica del almirante, sino también su carga emocional y sus dudas. Se percibe su peso sobre las decisiones que debe tomar, la responsabilidad de miles de vidas. El resto del elenco complementa perfectamente la actuación de Do-hyun, ofreciendo interpretaciones creíbles y convincentes, especialmente Kim Jung-hoon como el almirante Wakizaka Yasuharu, quien logra proyectar la ambición y la crueldad de su personaje sin caer en estereotipos simplistas. La química entre los actores es notoria, reforzando la sensación de camaradería y de adversidad compartida entre los dos bandos.
Si bien la película carece del ritmo vertiginoso que a veces se espera de este género, su guion es inteligente y bien construido. Evita las simplificaciones narrativas, explorando las motivaciones de los personajes, los dilemas morales y las complejas dinámicas políticas de la época. La película no se limita a relatar una batalla; profundiza en las consecuencias de la guerra, mostrando cómo la victoria y la derrota afectan a las familias y a la sociedad en su conjunto. Se observa un buen trabajo en la presentación de la estrategia naval de la época, mostrando no solo las armas y la navegación, sino también las tácticas y los planes de batalla. La película, en su enfoque, se asemeja a un guion de un drama histórico, manteniendo un rigor en la descripción de los personajes, sus motivaciones y acciones, lo cual contribuye a la verosimilitud de la narración.
En definitiva, "La Batalla del Dragón" es una película que merece ser vista por su rigor histórico, su dirección cuidadosa y las actuaciones sobresalientes. Es una película que te hace reflexionar sobre la naturaleza de la guerra, el valor del heroísmo y la importancia de defender la libertad. Una pieza cinematográfica de alto valor que se aleja de lo convencional y que, por ello, se vuelve particularmente impactante.
Nota: 8/10