“La batalla del lago Changjin II” es un espectáculo cinematográfico de escala épica, una demostración de la capacidad de la industria cinematográfica china para producir y montar una guerra masiva con un presupuesto considerable. Esta secuela, que profundiza en la experiencia de los soldados chinos voluntarios (CPV) durante la Guerra de Corea, se aleja, en cierto modo, de la trama más centrada en la acción de la primera entrega, ofreciendo un retrato más complejo y, en mi opinión, más valioso de la brutalidad y el sacrificio de la guerra.
La dirección de los hermanos Wen Jia y Ding Yi es, sin duda, el punto más fuerte de la película. Logran recrear la escala de la batalla, el frío implacable del invierno coreano y el caos de la guerra con una atención al detalle asombrosa. Las secuencias de combate son intensas y realistas, evitando la glorificación excesiva y centrándose en el coste humano de cada enfrentamiento. Se siente palpable el esfuerzo de la cinematografía para transmitir no solo la violencia, sino también el miedo, el cansancio y el desespero de los soldados. La película no rehuye mostrar el horror de la guerra: las bajas, las heridas, la muerte, todo se presenta de manera cruda y sin adornos, lo que contribuye a la sensación de inmersión.
Las actuaciones son, en general, sólidas. El reparto, encabezado por Zhang Ziyi como una líder de escuadra experimentada y Lin Gengxin como un soldado novato, ofrece una representación convincente de hombres y mujeres atrapados en el vientre de la guerra. La película se centra en el desarrollo emocional de sus personajes, mostrando su evolución a medida que enfrentan desafíos cada vez mayores. Es particularmente interesante la exploración de la lealtad, el deber y la camaradería entre los soldados chinos. La química entre los actores contribuye a la autenticidad de las escenas, haciendo que la desesperación y la esperanza sean palpables.
Sin embargo, el guion, aunque ambicioso en su intento de abarcar una gran cantidad de personajes y acontecimientos, podría considerarse un punto débil. A veces, la película cae en descripciones expositivas y diálogos torpes. El ritmo, en ocasiones, es irregular, con momentos de intensa acción seguidos de pasajes más lentos y contemplativos que no siempre logran conectar emocionalmente con el espectador. Si bien la película intenta mostrar la perspectiva única de los CPV, a veces se pierde en la mera acumulación de detalles bélicos, perdiendo así cierta profundidad. La falta de un enfoque claro en el antagonista americano, si bien posiblemente intencional para resaltar la deshumanización de la guerra, resulta en un conflicto menos dinámico.
A pesar de estas fallas, “La batalla del lago Changjin II” es una película que merece ser vista. Es una obra monumental en términos de producción y escala, un testimonio de la ambición del cine chino y una reflexión, aunque a veces ambigua, sobre los horrores de la guerra y el sacrificio de aquellos que lucharon en ella. Representa un esfuerzo significativo y, en última instancia, una experiencia cinematográfica intensa y memorable.
Nota: 7/10