La Belle Époque (2019)

“La Belle Époque” es una película que, a pesar de su premisa intrigante, se siente como un sueño fugaz, un espejismo de nostalgia que, en última instancia, no alcanza la profundidad emocional que promete. Dirigida por Michael Haneke, conocida por su mirada cruda y su aversión al sentimentalismo, la película se aleja notablemente de su estilo habitual, y aunque esto es interesante, el resultado final es un ejercicio de construcción meticulosa con una sustancia interna que, para mí, resulta algo decepcionante.

La dirección de Haneke se centra en la atmósfera. Cada plano es cuidadosamente orquestado, cada detalle visual, desde la meticulosa recreación de la Belle Époque hasta las expresiones sutiles de los actores, transmite una sensación de elegancia y decadencia. La película no es particularmente visualmente impactante en términos de efectos especiales o de acción, pero la forma en que Haneke construye la inmersión en la época, a través de la fotografía, la música y la puesta en escena, es indudablemente efectiva. Sin embargo, esta preocupación por la estética a veces sacrifica el desarrollo de la narrativa y la conexión con los personajes.

La interpretación de Ulrich Mühe como Víctor es, sin duda, el corazón de la película. Mühe ofrece una actuación magnífica, retratando con una precisión aterradora la amargura, la pérdida y el anhelo de un hombre consumido por el tiempo. Su Víctor es un personaje desprovisto de cualquier brillo, un hombre deshilachado por la vida y por el peso de sus recuerdos. El resto del reparto, en su mayoría, cumple con buen honor, pero carecen del mismo nivel de intensidad que Mühe aporta a la función. La relación entre Víctor y su amada, interpretada con una ternura contenida por Ana Girardot, se siente natural y creíble, aunque ligeramente melancólica. Haneke se abstiene deliberadamente de los clichés románticos, lo que refuerza la autenticidad de la escena.

El guion, coescrito por Haneke y Ferdinand Hermel, es donde la película realmente se tambalea. Si bien la idea central - la oportunidad de revivir un momento crucial del pasado - es estimulante, la ejecución carece de la complejidad y el análisis psicológico que se esperaría de un director como Haneke. La película se centra excesivamente en la recreación de la época y en las minucias de la vida en la Belle Époque, descuidando las motivaciones internas de los personajes y la exploración de temas más profundos, como el amor, la pérdida, la memoria y el impacto del tiempo en la psique humana. El guion presenta una visión idealizada del pasado, omitiendo las miserias y las desigualdades que también eran características de la época.

En definitiva, "La Belle Époque" es una película visualmente atractiva con una actuación sobresaliente de Ulrich Mühe, pero que falla al aprovechar al máximo su potencial narrativo. Se siente como un ejercicio de estilismo condecorado, un experimento interesante pero superficial que, en última instancia, no deja una impresión duradera. La película podría haber sido algo realmente excepcional si hubiera logrado integrar su estética refinada con una historia más rica y con personajes más complejos.

Nota: 6/10