La bestia (2022)

“La Bestia” (2014), dirigida por Michael Radford, no es solo una película de supervivencia; es una exploración profunda del dolor, la culpa y la capacidad de resiliencia humana. La película se erige como una historia contada lentamente, donde el suspense no se basa en giros argumentales baratos, sino en la atmósfera opresiva que se construye gradualmente a lo largo de casi dos horas. Radford consigue crear una sensación constante de inquietud, anticipando, de forma magistral, el inevitable enfrentamiento con la fauna salvaje, pero principalmente, con los propios demonios internos del protagonista.

Neil Patterson, interpretado con una intensidad palpable por Idris Elba, regresa a Sudáfrica después de la trágica muerte de su esposa. Su viaje, aparentemente inocente, se convierte en un catalizador para su duelo. Elba ofrece una actuación deslumbrante, capaz de comunicar una gama completa de emociones, desde la devastación del luto hasta la tenacidad de un hombre dispuesto a defender a sus hijas. Su actuación no es meramente física; es una lectura profunda de un hombre que se enfrenta a sus propios errores y a la necesidad de proteger a sus hijos. La química entre Elba y la joven Kaitlyn Dever, que interpreta a su hija Ruby, es genuina y conmovedora. Dever, con una vulnerabilidad y una madurez sorprendentes, se convierte en el corazón de la película, su inocencia contrastando con la oscuridad que rodea a su padre.

La dirección de Radford es particularmente notable por su uso del paisaje sudafricano. No se trata de un telón de fondo, sino de un personaje en sí mismo. Los vastos espacios abiertos, el sol abrasador, la vegetación exuberante; todos contribuyen a la sensación de aislamiento y vulnerabilidad. La película juega constantemente con la luz y la sombra, la belleza salvaje y la amenaza inminente. El sonido, también, es crucial: los rugidos del león, el crujido de las hojas, el viento silbando a través de las sabanas; todo se combina para crear una experiencia auditiva inmersiva que te obliga a sentir la tensión en cada escena.

El guion, adaptado de la novela de Wilbur Smith, no rehúye la complejidad moral de la historia. La película plantea preguntas difíciles sobre la justicia, la venganza y la naturaleza humana. La historia de los cazadores furtivos, aunque no se desenvuelve de forma espectacular, añade una capa de intriga y justifica la urgencia de la supervivencia de la familia. Radford evita caer en clichés del género de terror, enfocándose en la psicología de los personajes y en la lenta desintegración de la tranquilidad. La película se presta a la reflexión sobre la responsabilidad y el precio del dolor. La utilización del tiempo, con flashbacks que irónicamente contrastan con el presente, funciona muy bien para revelar gradualmente el pasado de Nate y las razones de su regreso.

En definitiva, "La Bestia" es una película inquietante, hermosa y profundamente emotiva. Es una experiencia cinematográfica que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales han pasado. No busca ser un espectáculo de acción, sino un estudio del alma humana.

Nota: 8.5/10