La bicicleta verde (2012)

“La bicicleta verde” (Wadjda) no es solo una película sobre una niña que anhela un objeto material; es un retrato conmovedor y sutil de la realidad social y las tensiones internas de Arabia Saudita. La película, dirigida por Haifaa Abdal, logra una delicadeza al abordar temas complejos como la segregación de género, la pobreza y las expectativas tradicionales, sin caer en la didáctica o en la hipérbole. Abdal construye una narrativa que se centra en la experiencia vital de Wadjda, una niña de diez años increíblemente fuerte y decidida, que se convierte en un catalizador de cambios sutiles en su comunidad.

La actuación de Walaa Abu-Lhija como Wadjda es absolutamente magistral. Transmite una mezcla perfecta de valentía, vulnerabilidad y un espíritu indomable. Su personaje no es una heroína idealizada; es una niña común con sueños y miedos, que lucha por romper barreras y reclamar su propio espacio. La química entre ella y Abdullah (Said Nasser), su amigo vecino, es genuina y añade una capa de complejidad a la trama. La relación entre ambos, basada en la amistad y la competencia, es el corazón emocional de la película y ofrece un respiro al ritmo de la búsqueda de la bicicleta.

El guion es especialmente notable por su sutileza. La película evita los clichés y las soluciones fáciles. La lucha de Wadjda por la bicicleta no es simplemente una necesidad; representa su deseo de independencia, de romper con las expectativas impuestas y de desafiar las normas sociales. La película explora las dinámicas familiares con una honestidad brutal. La madre de Wadjda, interpretada por Mona Zayed, es un personaje complejo, que se debate entre su amor por su hija y la presión de una sociedad conservadora. Su lucha interna, y la manera en que trata de proteger a Wadjda, es retratada con sensibilidad y comprensión. El vestuario, la ambientación y la música contribuyen a crear una atmósfera auténtica y envolvente, transportando al espectador al mundo de Riad.

“La bicicleta verde” no ofrece respuestas fáciles, pero sí plantea preguntas importantes sobre la igualdad de género, la libertad personal y la evolución social. No es una película que te quedará grabada en la memoria por un espectáculo visual deslumbrante, sino por su profunda humanidad, su mirada honesta y su capacidad para conmover. Es una película que invita a la reflexión y que merece ser vista, no solo por su valor artístico, sino también por su relevancia social. La película, en su sencillez, es un testimonio de la fuerza de la imaginación y la perseverancia infantil.

Nota: 8.5/10