La calle de las tentaciones (2003)

(EN) · Drama · 1h 41m

En el camino a la vida perfecta, Sam y Alex tomaron un pequeño desvío.

Póster de La calle de las tentaciones
Media
4.4 /10

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Sinopsis

Laurel Canyon, una calle que atraviesa el corazón de Hollywood Hills, ha sido desde siempre el hogar de músicos, actores, artistas y otros bohemios. En ella vive Jane (Frances McDormand), una veterana productora de música que intenta conseguir el éxito para una banda británica cuyo cantante Ian (Alessandro Nivola) es su joven amante. Sam (Christian Bale), el hijo de Jane, y su novia Alex (Kate Beckinsale) se acaban de graduar en medicina en Harvard. Ambos, conservadores y serios, se trasladan a Los Ángeles con la intención de completar sus estudios y quedarse a vivir en casa de Jane.

Ficha de la película

Título original

Laurel Canyon


Estreno


Géneros

Idioma original

EN



Guionista

Jeffrey Kusama-Hinte, David McGiffert, Susan A. Stover


Reparto principal de La calle de las tentaciones

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en La calle de las tentaciones.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de La calle de las tentaciones

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto La calle de las tentaciones. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Oscar Cordero
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (7.8/10)

“La calle de las tentaciones” (Carnal Heat, en su título original) no es un melodrama pomposo ni una declaración de intenciones. Más bien, es un retrato implacable y desvelador de la decadencia, la ambición y la desilusión en el corazón de Hollywood. Dirigida por Paul Schrader, la película se instala en el ambiente particular de Laurel Canyon durante la década de 1970, una época de libertad creativa y hedonismo desenfrenado, pero también de profunda vulnerabilidad. Schrader, conocido por su visión oscura y sus personajes moralmente ambiguos, vuelve a demostrar su maestría en el estudio de la psique humana y sus contradicciones más oscuras.

Frances McDormand ofrece una interpretación magistral como Jane, una mujer consumida por la nostalgia y obsesionada con la búsqueda del éxito, que se ve a sí misma reflejada en la juventud de Ian, su amante. No es una figura carismática ni heroica, sino una mujer compleja, fallida y, en cierto modo, trágica. Su desesperación por mantener viva la llama del rock and roll y, quizás, la suya propia, la impulsa a involucrarse en un juego peligroso que la coloca en el borde de la ruina. McDormand, como siempre, transmite una intensidad palpable y una autenticidad que la convierten en el corazón palpitante de la película.

Las actuaciones son sólidas en general, con Christian Bale como Sam, el hijo de Jane, proporcionando un contrapunto interesante a la sensualidad y la desmesura de la madre. Su pragmatismo y su deseo de un futuro estable contrastan fuertemente con la obsesión de Jane por el pasado y la fama. Kate Beckinsale, aunque con menos protagonismo, contribuye a la atmósfera de inquietud y desasosiego con un papel que refleja la incertidumbre y la falta de rumbo de una generación. Alessandro Nivola, como Ian, es especialmente inquietante: un joven ambicioso y superficial, con un seductor poder sobre Jane y una incapacidad real para comprender las consecuencias de sus actos.

El guion, característico de Schrader, es mordaz y lleno de diálogos cargados de subtexto. La película no se queda en la mera recreación de la atmósfera de la época, sino que explora las motivaciones ocultas de sus personajes y las consecuencias devastadoras de sus acciones. La tensión se construye lentamente, con un ritmo pausado que permite al espectador absorber la amargura y la desesperación que impregnan la narrativa. Schrader evita caer en clichés y utiliza el simbolismo y la metáfora para profundizar en la psicología de sus personajes. La banda sonora, con sus vibrantes guitarras y sus melodías nostálgicas, complementa a la perfección la atmósfera de la película, evocando la magia y la decadencia de la época.

En definitiva, “La calle de las tentaciones” es una película dura, provocadora y profundamente conmovedora. No es un placer fácil de ver, pero sí una experiencia cinematográfica que deja una huella imborrable. Es una reflexión sobre la ambición, el amor, la pérdida y la naturaleza corruptora del sueño americano. Schrader nos entrega una pieza cinematográfica atemporal, con una fuerza y una belleza inquietantes.

Nota: 8/10

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