La camioneta (1996)

“La Camioneta” (Ford v Ferrari), dirigida por James Mangold, no es solo una película sobre coches, ni siquiera solo sobre la rivalidad entre Ford y Ferrari en las 24 Horas de Le Mans de 1966. Es, sorprendentemente, una meditación sobre la amistad, la ambición desmedida y las consecuencias de la búsqueda incesante del éxito. Mangold, conocido por su detallismo técnico, entrega aquí una película que, aunque visualmente deslumbrante, se aferra con fuerza a un drama emocional que, aunque sólido, podría haber sido aún más profundo.

La película se centra en Ken Miles, un talentoso pero temperamental piloto, interpretado con una intensidad palpable por Christian Bale. Bale ofrece una actuación magistral, capturando la frustración, la pasión y la vulnerabilidad de un hombre que se ve a sí mismo como un héroe, un salvador de su familia. Su relación con su esposa, Joanne (Helen Mirren), es el corazón de la narrativa, una conexión que se ve constantemente amenazada por las exigencias de su carrera. Mirren, como siempre, brilla con una presencia serena y una capacidad innata para transmitir emociones complejas. La química entre Bale y Mirren es genuina y contribuye significativamente a la resonancia emocional de la película.

La trama, a pesar de su aparente sencillez inicial, se complica con la entrada de Larry Shank (Jon Bernthal), un ingeniero brillante pero poco convencional que se une a Miles en la tarea de convertir la Ford GT40 en un competidor. Bernthal aporta una intensidad silenciosa y una frustración contenida, y su relación con Miles se convierte en el eje central del conflicto. La película explora con detalle la dinámica de poder entre dos hombres, la tensión que surge cuando la ambición se superpone a la amistad, y las duras decisiones que deben tomar para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, el guion, aunque bien construido, a veces se vuelve un poco predecible, especialmente en las partes más dramáticas. Se intuyen ciertas reacciones antes de que ocurran, lo que reduce el impacto emocional de algunos momentos clave.

Mangold se muestra meticuloso en la recreación de la época y la ingeniería automovilística. La película está repleta de detalles técnicos que, para los amantes de los coches, son verdaderamente fascinantes. Las escenas de las carreras son espectaculares, con un ritmo frenético y efectos visuales impresionantes que te transportan al circuito. No obstante, la película podría haber explorado más a fondo la rivalidad no solo entre los pilotos, sino también entre las empresas, asumiendo una posición más crítica hacia el sistema capitalista y la obsesión por el rendimiento a cualquier precio. En definitiva, “La Camioneta” es un entretenimiento sólido y visualmente atractivo, pero que, en su profundidad emocional, se queda a medio camino de lo realmente memorable.

Nota: 7/10