“La Casa Oscura” (The Haunting of Bly Manor) no es, estrictamente hablando, una película de terror en el sentido tradicional. No se apoya en sustos repentinos ni jumpscares diseñados para asustar al espectador. En cambio, es una obra maestra del terror psicológico, un estudio sutil y desolador de la pérdida, el duelo y la fragilidad de la mente humana. La película de Henry James Danvers, dirigida por Mike Flanagan, se presenta como una serie de extraños eventos que parecen estar entrelazados con el pasado oscuro de la casa y, de manera crucial, con la reciente y traumática muerte de Jamie (Oliver Jackson-Cohen), esposo de la protagonista, la viuda Nell (Victoria Pedretti). Pero la película, de forma magistral, no revela todo de inmediato; la verdad se desvela poco a poco, como un río lento y turbio.
Rebecca Hall ofrece una actuación absolutamente conmovedora como Nell, quien lucha contra el dolor y la desesperación, convencida de que la casa está comunicándose con ella. Su interpretación es el pilar central de la película; capturamos su creciente paranoia, su creciente desintegración mental y su incesante búsqueda de respuestas. Victoria Pedretti también brilla con una fragilidad y una determinación muy bien interpretadas. La película, en general, cuenta con un reparto coral excelente, donde cada personaje contribuye con una pequeña historia o un fragmento de la red de secretos que conforman el tejido del pasado de la mansión. Se destacan las actuaciones de Kate Siegel como Hannah, una antigua empleada de la casa, y Arthur Darwish como Peter, otro residente con un pasado complejo.
Lo que distingue a “La Casa Oscura” es su guion, meticulosamente elaborado por Mike Flanagan y el equipo de escritores. La película se toma su tiempo, permitiendo que la atmósfera se filtre lentamente en el espectador. La dirección de fotografía es soberbia, utilizando una paleta de colores apagados y una iluminación sombría para crear una sensación constante de inquietud. La música, compuesta por Michael North, es un elemento esencial, elevando la tensión y subrayando la atmósfera melancólica. La película no se limita a presentar fantasmas y sucesos inexplicables, sino que explora la idea de que los fantasmas no son solo entidades espectrales, sino también los traumas y los secretos que llevan consigo los personajes. La historia, basada en relatos de Henry James, está llena de simbolismo y referencias literarias, lo que le da una profundidad y una resonancia duraderas. La ambigüedad moral de algunos personajes y la dificultad de distinguir entre realidad y alucinación añaden una capa de complejidad que invita a la reflexión.
En definitiva, “La Casa Oscura” es una experiencia cinematográfica memorable, que desafía al espectador a cuestionar sus propias percepciones de la realidad y a confrontar sus propios miedos. No es una película fácil de ver, pero su belleza inquietante, sus actuaciones sobresalientes y su guion inteligente la convierten en una joya del terror psicológico. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.
Nota: 8.5/10