La conspiración de noviembre (2014)

“La conspiración de noviembre” (The November Man) es una película que, a primera vista, parece una reescritura de “Sicario” con un toque de romance. Si bien la premisa original tiene potencial para un thriller con suspense palpable, el resultado final es un ejercicio de estilo más que de narrativa sólida. La película, dirigida por Patrick Wise, ofrece un ambiente visualmente atractivo, una atmósfera gótica y lluviosa que evoca con éxito el mundo del espionaje, pero le falta profundidad para sostener las aspiraciones que plantea.

Alec Baldwin, como Peter Devereaux, ofrece una actuación notable, manteniendo una compostura inquietante y una mirada penetrante que insinúa la oscuridad bajo su fachada de ex agente cínico. Él es la joya de la corona, un hombre consumido por su pasado y su constante lucha contra las consecuencias de sus decisiones. Sin embargo, la película no explota completamente su potencial, limitándose a mostrar fragmentos de su tormento en lugar de sumergirse plenamente en su psicología. Gary Oldman, en el papel de Silas, el hombre que busca a Alice, aporta un brillo amenazador y un carisma peligroso, pero su papel, aunque interesante, se siente algo unidimensional y derivativo de otros personajes similares que hemos visto en la pantalla grande.

El guion es quizás el punto débil de la película. La trama avanza a un ritmo desigual, con momentos de tensión genuina intercalados con diálogos torpes y situaciones forzadas. La constante amenaza de un pasado que regresa y la paranoia que lo impregna, se revelan de forma poco gradual, perdiendo parte de su impacto. La idea de una conspiración extendida por décadas, vinculada a eventos históricos, está presente, pero se presenta de manera superficial, dejando al espectador con la sensación de que se ha omitido información crucial. No se justifica suficientemente la magnitud del peligro que acecha a Alice, lo que desliga emocionalmente al público de la historia. El intento de integrar un thriller de espionaje con un romance, si bien interesante en teoría, termina siendo un intento fallido de equilibrar dos géneros distintos sin lograr una síntesis convincente.

Visualmente, la película es impecable. La fotografía de Peter Deming es soberbia, empleando una paleta de colores sombríos y contrastantes, junto con una cuidadosa selección de locaciones – Suiza, Londres, y otros espacios europeos - que contribuyen a crear un ambiente de misterio y peligro. La banda sonora, igualmente, es efectiva, empleando melodías inquietantes que acentúan la atmósfera de suspense. No obstante, la belleza visual no es suficiente para compensar las fallas narrativas. “La conspiración de noviembre” es una película que, aunque entretenida en su superficie, carece de la profundidad y el suspense necesarios para ser considerada un verdadero thriller de espionaje. Se deja ver, sin duda, pero no deja una huella duradera.

Nota: 6/10