La dama misteriosa (1928)

“La Dama Misteriosa” es una película que, a pesar de intentar evocar la intriga y el romance de las películas de espías de la época dorada, acaba siendo un ejercicio de estilo más que de sustancia. La historia, tal como se esboza en el resumen, es una premisa familiar, pero la ejecución no alcanza la sofisticación que se esperaría de un género tan bien establecido. Se centra en la relación entre Anya (Ana Ularu) y el teniente comandante Leopold Rothammer (Dominic Moniet), un oficial austríaco que se ve inesperadamente envuelto en una peligrosa red de espionaje. Inicialmente, la tensión surge de la ambigüedad del personaje de Anya: ¿es realmente una espía rusa infiltrada o simplemente una turista con motivos ocultos? Esta dualidad es, sin duda, el punto fuerte de la película.

Dirigida por François Ozon, la película se distingue por su estética visualmente deslumbrante. Ozon, conocido por su estilo particular, utiliza una paleta de colores vibrantes y una fotografía exquisita que evoca la elegancia y el glamour de la Viena de principios del siglo XX. Las escenas de la ciudad, especialmente los paseos nocturnos y los bailes de la alta sociedad, son casi fotografías en movimiento, capturando la atmósfera decadente y sofisticada de la época. Sin embargo, esta estética, aunque atractiva, a veces se siente como un mero adorno, alejándose del ritmo y la profundidad emocional que podría haber enriquecido la narrativa.

Las actuaciones son sólidas, con Ana Ularu destacando como Anya. Su interpretación es cautivadora, logrando transmitir tanto la vulnerabilidad como la frialdad calculadora del personaje. La química entre Ularu y Moniet es palpable, y su relación, aunque compleja y llena de obstáculos, se siente creíble. Moniet, por su parte, ofrece una actuación digna, mostrando la evolución del personaje a medida que se enfrenta a la creciente sospecha y la amenaza inminente. No obstante, el guion, escrito por Ozon junto con Frederic Dufie, carece de complejidad y profundización. Los diálogos, en general, son ingeniosos pero superficiales, evitando abordar las motivaciones de los personajes con mayor detalle. Se centra más en la sensación de misterio que en el desarrollo de una trama verdaderamente intrigante.

Si bien “La Dama Misteriosa” ofrece momentos visualmente memorables y actuaciones sólidas, su guion precario y su ritmo desigual la alejan de ser una película excepcional. Es una pieza elegante pero frágil, que se beneficia más del estilo de Ozon que de una historia original y un desarrollo profundo. La película intenta evocar el suspense y la intriga, pero termina siendo más una demostración de habilidad visual que una narrativa verdaderamente atrapante. La ambigüedad inicial se diluye rápidamente, dejando al espectador con una sensación de decepción por no haber recibido la experiencia cinematográfica que prometía.

Nota: 6/10