“La Dame dans l'auto avec des lunettes et un fusil” es, sin duda alguna, una obra cinematográfica que se aferra a lo surrealista y a lo perturbador, dejando al espectador con una sensación de incomodidad persistente. La película, dirigida por Éric Rohmer, no se propone ofrecer una narrativa lineal o comprensible; en cambio, se sumerge en la psique fragmentada de una mujer, una figura femenina enigmática que el público deberá reconstruir a través de sus propios fragmentos de recuerdos, flashbacks y sus constantes y reiteradas afirmaciones de no estar loca. Esta es una película que exige una atención plena y una disposición a ser desafiado, y para quienes disfrutan de la complejidad narrativa y de la exploración de la mente humana, puede resultar tremendamente gratificante.
La dirección de Rohmer, como siempre, es precisa y cuidadosa. Crea un ambiente de atmósfera densa y melancólica, utilizando la fotografía en blanco y negro con maestría. Los planos se alargan, los silencios se prolongan y la cámara se mantiene observadora, sin juzgar ni intervenir. Este enfoque, combinado con la banda sonora minimalista y evocadora, contribuye a construir la sensación de irrealidad y a sumergirnos en el mundo interior de la protagonista. Sin embargo, en ocasiones, el ritmo pausado puede resultar lento para algunos espectadores, y la película podría haber beneficiado de una edición más dinámica.
La actuación de Anne Bancroft es, sin duda, el pilar fundamental de la película. Bancroft entrega una interpretación absolutamente cautivadora, transmitiendo la vulnerabilidad, la desesperación y la determinación de la heroína con una sutileza asombrosa. Su personaje es un enigma, una mujer marcada por el trauma y la incertidumbre, y Bancroft logra comunicar toda esa complejidad a través de una mirada penetrante y de un lenguaje corporal expresivo. La insistencia en su afirmación de no estar loca no es solo una declaración, sino una defensa desesperada contra un mundo que, según ella, la ha juzgado y la ha condenado. Es una interpretación profundamente humana, aunque también profundamente perturbadora.
El guion, coescrito por Rohmer y Jean-Marie Straub, es donde reside el corazón de la película. La narración fragmentada, la ambigüedad de los acontecimientos y la falta de explicaciones directas son deliberadas y efectivas. El filme se concentra en la experiencia subjetiva de la protagonista, en sus recuerdos y en sus percepciones distorsionadas de la realidad. La película no busca un desenlace claro, sino que invita al espectador a participar activamente en la construcción del significado. El guion desafía las convenciones narrativas tradicionales y obliga al público a cuestionar su propia percepción de la realidad. Es, en esencia, una exploración de la memoria, la identidad y la locura.
A pesar de su complejidad, "La Dame dans l'auto avec des lunettes et un fusil" es una película profundamente conmovedora. No se trata de una película fácil, pero sí es una película que permanece en la mente mucho tiempo después de que termina. Su ambigüedad, su enfoque en la psique humana y la magistral actuación de Anne Bancroft la convierten en una obra maestra del cine francés y en una de las películas más fascinantes y memorables de la historia del cine.
Nota: 8.5/10
