La decisión de Anne (2009)

“La Decisión de Anne” es una película que se aferra a un tema moralmente complejo y profundamente conmovedor: la esperanza y la desesperación en la búsqueda de la vida. Dirigida por Laszlo Benedek, la cinta no se limita a contar una historia de leucemia infantil, sino que explora las consecuencias psicológicas y emocionales que la enfermedad y la búsqueda de soluciones científicas imponen a una familia. El director logra crear una atmósfera de tensión constante, no a través de la acción, sino mediante la lentitud con la que se despliega la narrativa y la meticulosa atención al detalle en la representación del sufrimiento.

La película se centra en Sara (Cameron Diaz), una mujer ambiciosa y exitosa que, de repente, se ve obligada a abandonar su vida profesional para convertirse en la cuidadora principal de su hija Kate, diagnosticada con leucemia. La decisión de Sara, impulsada por el amor maternal y la desesperación, es el motor principal de la trama. Diaz ofrece una actuación honesta y conmovedora, transmitiendo con precisión la lucha interna de una madre que se debate entre la esperanza de la ciencia y la angustia por la fragilidad de su hija. Jason Patric, como Brian Fitzgerald, complementa a Diaz con un desempeño tranquilo y sereno, interpretando el papel del padre que se siente impotente ante la situación pero que encuentra consuelo en la conexión entre Kate y Anne.

La introducción de Anne (Maren Kreitmeyer), una bebé concebida mediante la ingeniería genética para ser compatible con Kate, introduce una dinámica particularmente interesante. La relación entre las dos niñas, que va más allá de la simple coexistencia, es el núcleo emocional de la película. La película no glorifica la ciencia ni la tecnología; en cambio, la muestra como una herramienta imperfecta y a veces angustiante. La evolución de esta relación, marcada por el cariño, la dependencia y el inevitable dolor de los tratamientos médicos, es lo que realmente eleva la película. La película evita caer en simplismos, presentando las implicaciones éticas y morales de la clonación con una profundidad que pocas veces se ve en el género.

A pesar de su rigor y sensibilidad, “La Decisión de Anne” no es una película fácil de ver. Es lenta, contemplativa y, en ocasiones, brutalmente honesta en su representación de la enfermedad y el sufrimiento. Sin embargo, esta es precisamente su fuerza. El guion, adaptado de un libro de Alice Dreger, es inteligente y complejo, evitando caer en clichés y explorando las profundas preguntas sobre la identidad, la familia y el valor de la vida. Benedek, con su estilo particular, construye un retrato íntimo y desgarrador, consciente de la carga emocional que imponen sus imágenes. La cinematografía, aunque discreta, logra evocar la atmósfera hospitalaria y la fragilidad de los personajes. Es una película que permanece en la memoria, provocando reflexiones sobre las decisiones que tomamos y las consecuencias de nuestras acciones.

Nota: 7/10