La decisión (En nombre del amor) (2016)

“La Decisión (En Nombre del Amor)” es una película que, a primera vista, podría parecer un cliché romántico, pero que en realidad ofrece un retrato sorprendentemente sutil y efectivo de la evolución personal. La trama, centrada en la transformación de Travis Parker, un exitoso hombre de negocios que encuentra la valentía para abrirse al amor gracias a Gabby Holland, una asistente pediátrica, opera a un ritmo pausado y deliberado, lo que le otorga una atmósfera íntima y contemplativa. No se apresura a las emociones, permitiendo que el espectador se sumerja en la vida interna de sus personajes.

La dirección de Peter Chelsom es precisa y minimalista, enfocándose en la psicología de los protagonistas. Evita los grandilocuentes planos generales y las escenas excesivamente dramáticas, optando por primeros planos que capturan la expresión facial de los actores, traduciendo en pantalla las dudas, miedos y esperanzas de Travis. La fotografía, en tonos cálidos y naturales, contribuye a la atmósfera de calma y autenticidad, realzando la conexión visual entre los personajes. Hay una honestidad visual notable; no se busca la belleza superficial, sino la verdad en las interacciones.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. Liam Neeson ofrece una interpretación magnífica como Travis Parker. Su personaje, inicialmente frío y calculador, se transforma gradualmente, revelando vulnerabilidades y una necesidad profunda de conexión emocional. La sutileza con la que Neeson retrata esta evolución es notable, transmitiendo tanto la resistencia inicial como la apertura final. Olivia Wilde, por su parte, aporta una vitalidad y una bondad genuina a Gabby Holland. No se trata de una heroína idealizada, sino de una mujer real con sus propias inseguridades y aspiraciones. El dúo entre Neeson y Wilde es convincente y, a medida que avanza la trama, se construye una química palpable y natural.

El guion, firmado por Brian Wagner, se distingue por su honestidad emocional. Evita los clichés típicos del género romántico, explorando la incomunicación y el miedo a la intimidad con un toque de realismo. No hay grandes explosiones de pasión, ni diálogos grandilocuentes; la película se centra en los pequeños gestos, las miradas, las conversaciones silenciosas que revelan la complejidad de las relaciones humanas. El guion explora la idea de que el amor no es algo que se encuentra, sino algo que se construye, paso a paso, a través de la confianza y la vulnerabilidad. El núcleo de la película es la aceptación de uno mismo y la voluntad de arriesgarse a ser vulnerable, un mensaje poderoso y relevante en un mundo donde la individualidad a menudo se sacrifica en pos del éxito y la aprobación social.

En definitiva, “La Decisión (En Nombre del Amor)” es una película que invita a la reflexión. No busca la espectacularidad, sino la autenticidad emocional. Es un romance construido sobre la base de la honestidad, la vulnerabilidad y el respeto mutuo. Una película que, más allá del romance, ofrece un valioso mensaje sobre la importancia de ser fiel a uno mismo.

Nota: 7.5/10