La desaparición de Eleanor Rigby: Ella (2014)

“La desaparición de Eleanor Rigby: Ella” se presenta como un ejercicio de sensibilidad y complejidad emocional, una película que se aleja deliberadamente del cliché romántico y se sumerge en la introspección y el peso de los recuerdos. La directora Claire Denis, conocida por su estilo contemplativo y su exploración de la psique humana, nos entrega una obra que exige paciencia, pero recompensa a aquellos dispuestos a dejarse llevar por su atmósfera melancólica.

La película, contada desde la perspectiva de la esposa, Marie, de una pareja que lucha por reconstruir su relación tras un evento traumático, no se centra en la acción o el drama convencional. Lo central reside en la creación de un ambiente cargado de incomunicación, de silencios que gritan más que las palabras. Denis, como es habitual, opera a través de imágenes poéticas, donde la luz y la sombra se mezclan para reflejar la fragilidad emocional de sus personajes. Las largas tomas, el uso del plano secuencia y la composición cuidada de cada escena contribuyen a la sensación de estar observando la mente en proceso de desmantelamiento. Es una película que se siente más como una experiencia sensorial que como un relato narrativo lineal.

Las actuaciones son, en general, excepcionales. Adèle Haenel como Marie entrega una interpretación sutil y desoladora. Su mirada transmite una mezcla de tristeza, frustración y un deseo profundo de conexión que se ve constantemente frustrado. Su personaje no es un cliché de esposa afligida; es una mujer compleja, marcada por el dolor y la búsqueda de sentido. La química entre Haenel y Pierre Niney, quien interpreta a su esposo, es palpable, aunque su relación se manifiesta principalmente a través de miradas furtivas y gestos mínimos. La sutileza de sus interacciones es, sin duda, uno de los mayores logros de la película.

El guion, aunque lento y deliberadamente deliberado, es el corazón de la película. Se centra en los detalles cotidianos, en la banalidad de las conversaciones, en los pequeños rituales que, a pesar del dolor, marcan su existencia. Denis no busca dar respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre el amor, el perdón, la memoria y la posibilidad de redención. La película explora la dificultad de comprender el pasado cuando éste nos persigue y cómo las heridas, aunque aparentemente cerradas, pueden resurgir en momentos inesperados. La ausencia de una trama lineal y el uso delipsis y la sugerencia son conscientes decisiones que contribuyen a la ambigüedad y a la resonancia emocional de la obra. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el cine contemplativo y la exploración de la condición humana, “La desaparición de Eleanor Rigby: Ella” es una experiencia profundamente conmovedora.

Nota: 7/10