La diosa fortuna (2019)

“La diosa fortuna” es, en su esencia, una película que explora la desidia y la fragilidad de los lazos emocionales a través de una premisa intrigante pero, al final, no del todo satisfactoria. La película, dirigida con una sensibilidad sutil por David Ansbert, se centra en la rutina de Arturo y Alessandro, una pareja que ha construido una vida confortable pero, aparentemente, vacía. El matrimonio, después de quince años, se ve sacudido por la inesperada llegada de los hijos de Annamaria, la mejor amiga de Alessandro, con lo que se desata un torbellino de emociones y confrontaciones que, en principio, prometía ser una exploración profunda de las complejidades humanas.

La dirección de Ansbert se distingue por su delicadeza en la construcción de la atmósfera. Los planos son contemplativos, permitiendo que el espectador absorba la melancolía que impregna la casa de Arturo y Alessandro. El uso de la luz y el color es particularmente efectivo, creando una paleta visual que refleja el estado emocional de los personajes: tonos apagados para la monotonía, destellos de color para los momentos de intimidad. Sin embargo, a veces, esta deliberada lentitud se convierte en un obstáculo, ralentizando el ritmo de la narrativa y haciéndola sentirse un tanto estática.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Raúl Arévalo y Manuel Torres ofrecen interpretaciones sólidas y creíbles. Ambos transmiten la indolencia de una relación que ha perdido su chispa, pero también la vulnerabilidad y la añoranza que subyacen a sus miradas. Torres, en particular, se destaca por su capacidad para comunicar la confusión y la frustración de Alessandro. La química entre los dos actores es palpable, lo que ayuda a generar empatía con sus personajes.

El guion, a pesar de sus ambiciones, resulta ser el punto débil de la película. La trama, aunque intrigante en su inicio, se desarrolla de manera predecible y carece de la profundidad que prometía. Los conflictos que se plantean son superficiales y se resuelven de forma abrupta. Se intuye una intención de abordar temas como la identidad, el legado familiar y la pérdida de la juventud, pero estos se presentan de manera diluida y sin desarrollar plenamente. La película no logra trascender la simple descripción de un evento inesperado y sus consecuencias inmediatas. El diálogo, en ocasiones, es artificioso y poco natural, lo que resta credibilidad a las interacciones entre los personajes.

A pesar de sus fallas, "La diosa fortuna" es una película que invita a la reflexión. Su atmósfera melancólica y sus buenas actuaciones la convierten en una experiencia visualmente agradable. Sin embargo, la falta de originalidad en la trama y la superficialidad de los conflictos impiden que la película alcance su máximo potencial. Es una película correcta, pero que podría haber sido mucho más.

Nota: 6/10