“La domenica specialmente” (Sunday Special) es una película que, a pesar de su aparente sencillez, revela una notable maestría en la observación de la vida cotidiana y la construcción de personajes. Dirigida y escrita por Ettore Scola, la película se erige como una colección de pequeñas historias interconectadas, pintando un retrato de la vida en el corazón de la Italia rural, un lugar donde las rutinas se entrelazan con pequeños dramas y deseos insatisfechos. No busca generar grandes emociones ni ofrecer una reflexión profunda sobre el mundo, sino que se deleita en capturar la belleza del detalle y la humanidad de sus protagonistas.
La película se centra en cuatro relatos que se entrelazan a lo largo del día dominical. La primera historia, que involucra a un anciano amargado y un perro callejero, es particularmente conmovedora, demostrando cómo una simple conexión puede romper la barrera del aislamiento. La segunda, con una viuda espiando a su joven familia, presenta una visión inquietante de la envidia y la nostalgia. La tercera historia, protagonizada por un turista alemán y una enfermera, es un estudio sutil sobre el deseo y el encuentro accidental, revelando una atmósfera de incomodidad y atracción. Y la última, misteriosamente eliminada en su versión estadounidense, parece haber sido la más disruptiva y provocadora de las cuatro.
Las actuaciones son impecables. Giancarlo Giannini, en el papel del anciano gruñón, transmite una mezcla de rabia y vulnerabilidad que es profundamente creíble. Rossana Rossella, como la viuda, ofrece una interpretación intensa, mostrando con sutileza la profundidad de su dolor. Incluso la actuación de Hans Beekman, como el turista alemán, es sorprendente, capturando la torpeza y la desesperación de un hombre buscando desesperadamente una conexión. No se busca la grandilocuencia, sino que la fuerza reside en la naturalidad y la honestidad de los actores.
La dirección de Scola es magistral en su sencillez. Evita melodramas y clichés, optando por un estilo realista y observacional. La película se mueve a un ritmo pausado, permitiendo que cada escena respire y que los personajes se revelen gradualmente. El uso de la cámara es discreto pero efectivo, capturando la belleza del paisaje italiano y los pequeños detalles que definen la vida cotidiana. La banda sonora, también minimalista, complementa a la perfección las imágenes y los diálogos.
Sin embargo, la eliminación de la última historia, un segmento que prometía ser la pieza central de la película, es una lástima considerable. Si bien la película funciona bien como un conjunto de historias independientes, la ausencia de este relato le impide alcanzar su máximo potencial. Es una pérdida significativa para la obra en su conjunto. A pesar de esta deficiencia, “La domenica specialmente” sigue siendo una película encantadora y gratificante, una joya del cine italiano que ofrece un retrato cálido y honesto de la vida en el campo.
Nota: 7.5/10