La doppia ora (2009)

“La doppia ora” (La doble hora) es una de esas películas que se queda contigo, no por su espectacularidad visual, sino por la sutil pero visceral exploración de la soledad y la búsqueda de conexión en un mundo que a menudo nos desconecta. Dirigida por Pietro Dodero, la película se ancla en la melancolía de la vida cotidiana, ofreciendo un retrato sorprendentemente realista y conmovedor de una mujer que, a pesar de estar rodeada de gente, se siente profundamente sola. Sonia, interpretada con una delicada fuerza por Maria Kazakova, es una emigrante eslovena que trabaja limpiando habitaciones en un hotel de Turín. Su vida es rutinaria, casi monótona, hasta que se aventura en el mundo de los sitios de citas rápidas, un lugar donde la esperanza y la desilusión coexisten en una danza perpetua.

La película no se basa en clichés ni en melodramas baratos. En cambio, se centra en la psicología de Sonia, en sus silencios, en sus miradas, en sus intentos fallidos de conectar. La dirección de Dodero es magistralmente discreta, permitiendo que la historia se desarrolle de manera orgánica. El uso de la cámara a menudo se concentra en los pequeños detalles: el brillo de una moneda, la textura de un mantel, la luz que se filtra por una ventana. Estas imágenes, aparentemente insignificantes, se convierten en símbolos de la vida de Sonia y en ventanas a su alma. La atmósfera, construida a través de la fotografía y la banda sonora, es densa y evocadora, reflejando la soledad y la incertidumbre que impregnan la película.

La relación entre Sonia y Guido, interpretado por Alessandro Borghi, es el corazón de la narrativa. Guido, un ex policía que ahora trabaja como guardia de seguridad en una mansión rural, es un hombre marcado por sus experiencias. Borghi ofrece una actuación contenida pero poderosa, transmitiendo la complejidad de un hombre que ha perdido la fe en la justicia y que busca, a pesar de todo, un propósito en la vida. Su encuentro con Sonia, y la posterior conexión que establecen, no es un romance convencional, sino una exploración mutua de la vulnerabilidad y la necesidad de ser visto. La dinámica entre los dos personajes, llena de silencios incómodos y miradas significativas, es el núcleo de la película, ofreciendo un retrato honesto y sin adornos de cómo se puede intentar conectar con otra persona.

El guion, en gran medida escrito por Dodero y Valeria Picente, es uno de los puntos fuertes de la película. Evita los clichés del género romántico y se centra en la esencia de la experiencia humana: la búsqueda de amor, la soledad, la pérdida y la esperanza. La película no ofrece respuestas fáciles ni finales felices, sino que se contenta con mostrar la complejidad de la vida, con todas sus imperfecciones y sus desafíos. La película es, en definitiva, una meditación sobre la condición humana, sobre la importancia de la conexión y sobre la belleza que puede encontrarse en los momentos más inesperados. “La doppia ora” es una película que requiere paciencia y atención, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica profundamente emotiva y memorable.

Nota: 8/10