La duquesa y el truhán (1976)

“La Duquesa y el Truhán” (The Duquesa and the Truhan), dirigida por Gareth Evans, no es simplemente un thriller de crimen; es una experiencia visceral y de alta tensión que se instala bajo la piel del espectador y no la abandona fácilmente. El director, conocido por su enfoque en la acción coreografiada y la tensión palpable, entrega aquí un relato elegante y brutal sobre la moralidad, el amor y las consecuencias de nuestras decisiones. Más que un género, Evans construye un universo narrativo que se siente densamente real, a pesar de la evidente inclinación por el melodrama de época.

La película se centra en Charlie Malloy, interpretado con una intensidad magnética por Luke Evans. Evans, como siempre, ofrece una actuación icónica, encapsulando la amargura, el ingenio y la vulnerabilidad de un hombre atormentado por su pasado y constantemente buscando una vía de escape. Su personaje no es un héroe; es un hombre que se encuentra en un constante dilema moral, justificado por sus acciones, pero con un costo emocional considerable. El resto del reparto, incluyendo a Gemma Arterton como la Duquesa, se desenvuelven con soltura, aportando matices a los personajes secundarios y elevando el nivel de la trama.

La dirección de Evans es, como se espera, impecable. La coreografía de la acción es absolutamente deslumbrante, tanto en sus momentos de violencia controlada y estratégica como en la planificación meticulosa de los robos. No se trata de una sucesión de explosiones y persecuciones desenfrenadas; cada movimiento, cada enfrentamiento está cuidadosamente diseñado para maximizar el impacto emocional y la sensación de peligro inminente. La película se beneficia enormemente de la fotografía de Bobby Peers, que utiliza una paleta de colores rica y contrastada, evocando la atmósfera opulenta de la época victoriana, pero también transmitiendo la oscuridad y el desasosiego de los personajes. La banda sonora, de Matthew Jarvis, es integral a la narrativa, subrayando los momentos de tensión y elevando la intensidad emocional.

Sin embargo, el guion, coescrito por Gareth Evans y Henry Cavill, presenta algunas debilidades. Si bien la historia se desarrolla a un ritmo vertiginoso, el desarrollo de algunos personajes secundarios y la justificación de ciertas decisiones, a veces, parecen apresuradas. La trama principal, centrada en el robo y la huida, se siente, en ocasiones, un poco repetitiva, y algunos diálogos podrían haber sido más elaborados. La resolución, aunque satisfactoria en cuanto a la acción, carece de la profundidad emocional que podría haberle conferido un impacto aún mayor. El romance entre Charlie y la Duquesa, aunque bien interpretado, no se siente completamente integrado en la narrativa principal y, por tanto, se revela un tanto superficial.

No obstante, la película recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica memorable. "La Duquesa y el Truhán" es una joya para los amantes del thriller de crimen, una película que desafía las convenciones del género y ofrece una visión fascinante de la moralidad humana en circunstancias extremas. Es un estudio de personajes complejo y una demostración de la maestría técnica de Gareth Evans.

Nota: 8/10