La escafandra y la mariposa (2007)

“La escafandra y la mariposa” de Jean-Luc Godard es una película profundamente inquietante, una meditación sobre la memoria, la identidad y la fragilidad de la existencia, que emerge de la crónica real de Jean-Dominique Bauby, un editor de revista que sufrió un devastador accidente cerebrovascular. Godard no se limita a narrar su historia; construye un universo onírico, fragmentado y, a menudo, perturbador, donde la frontera entre la realidad y la ficción se desdibuja hasta casi desaparecer. La película es una experiencia sensorial intensa que desafía la concepción tradicional del cine.

La dirección de Godard es, sin duda, lo más destacado de la película. Su estilo característico, con saltos temporales, yuxtaposiciones inesperadas y un uso magistral del blanco y negro, crea una atmósfera de constante desorientación, reflejando el estado mental del protagonista. El film no busca la espectacularidad visual, sino que se centra en la textura de la experiencia, en el lenguaje visual para comunicar la confusión y el sufrimiento interior de Bauby. El montaje es deliberadamente caótico, como si las ideas y los recuerdos del protagonista fueran a punto de desbordarse, y esto contribuye enormemente al impacto emocional de la obra. Godard parece querer que el espectador, al igual como Bauby, se sienta atrapado en un laberinto mental.

La actuación de Jean-Benoit Poelvoorde en el papel de Bauby es, sencillamente, impecable. Convierte la tarea de interpretar a un hombre incapaz de moverse en su propio cuerpo en un triunfo de la actuación. No se limita a imitar la inmovilidad; transmite la desesperación, el miedo, la ira, la melancolía y la fascinación del protagonista con una sutileza asombrosa, utilizando principalmente el ojo izquierdo para comunicarse con el mundo. El rostro de Poelvoorde es el epicentro de la película, y cada gesto, cada mirada, revela la complejidad de la psique de Bauby. El resto del elenco, aunque con papeles menores, contribuye a la atmósfera general de extrañamiento.

El guion, adaptado de las memorias de Bauby, es una obra maestra de la escritura creativa. La narración es a menudo fragmentada, llena de digresiones, reflexiones filosóficas y relatos fantásticos. Estos relatos de tierras imaginarias, de viajes a la India y de encuentros con personajes exóticos, no son meros adornos; son una forma de Bauby de luchar contra su encierro físico, de explorar sus deseos y de intentar encontrar un sentido a su existencia. La película no ofrece respuestas fáciles; simplemente plantea preguntas sobre la naturaleza de la memoria, la identidad y la relación entre la realidad y la fantasía. La ambigüedad es intencional y estimulante.

En definitiva, “La escafandra y la mariposa” es una experiencia cinematográfica única e inolvidable. Es una película difícil, que exige al espectador una actitud abierta y receptiva. Pero es también una película profundamente conmovedora, que nos invita a reflexionar sobre la condición humana y sobre la fragilidad de la vida. No es un espectáculo para distraerse, sino una meditación para el alma.

Nota: 8.5/10