La evasión (1960)

“La Evasión” (1947), dirigida por Claude Lelouch, es una película que se mantiene, casi ocho décadas después de su estreno, como un testamento visual del espíritu de resistencia y la búsqueda de la libertad. Más que una simple historia de escape, es una meditación sobre la justicia, la culpa y la redención, filmada con una audacia técnica que la convierte en una joya del cine francés de posguerra.

La película narra la improbable unión entre Gaspard Claude, un banquero de clase alta acusado injustamente de intentar asesinar a su esposa, y cuatro criminales de perfil altísimo: el brutal ‘El Ruso’, el despiadado ‘El Inglés’, el inexpresable ‘El Turco’ y ‘El Profesor’, un genio de la ingeniería. La premisa inicial –un banquero inocente en prisión, colaborando con delincuentes para escapar– podría parecer cliché, pero Lelouch la transforma en algo profundamente conmovedor. La dirección de fotografía de Pierre Vitse es exquisita, utilizando la neblosa de la noche como un personaje más, amplificando la atmósfera de incertidumbre y desesperación. Las imágenes son vaporosas, evocadoras y, en ocasiones, casi oníricas, creando una sensación constante de vulnerabilidad.

Las actuaciones son sobresalientes. Jean-Louis Trintignant, en el papel de Gaspard, entrega una interpretación magistral, transmitiendo la angustia, la incredulidad y, finalmente, la esperanza. Su transformación a lo largo de la película es palpable, y su evolución desde un hombre acostumbrado a la comodidad hasta un colaborador desconfiado en el túnel de escape, es el corazón emocional de la obra. Los cuatro criminales, interpretados por un reparto igualmente talentoso, aportan personajes complejos y creíbles, lejos de ser simples villanos. Cada uno tiene sus motivaciones, sus miedos y sus propios secretos, lo que hace que la dinámica del grupo sea fascinante.

El guion, adaptado de la obra de teatro de Paul Segalen, se centra no tanto en la espectacularidad del escape en sí, sino en el proceso de transformación de los personajes. La construcción del túnel se presenta como una metáfora de la propia vida: un esfuerzo arduo, lleno de obstáculos, pero que vale la pena emprender en busca de una nueva oportunidad. La película no ofrece soluciones fáciles ni finales felices, sino que plantea preguntas importantes sobre la naturaleza humana, la responsabilidad individual y la búsqueda de la identidad. La película consigue mantener un tono melancólico, casi como un drama psicológico en el contexto de un thriller. Es un argumento que, aunque centrado en la acción, profundiza en las implicaciones morales y emocionales del acto de rebelión.

“La Evasión” es una película que, a pesar de su edad, sigue siendo tan relevante como cuando se estrenó. Su belleza visual, las interpretaciones memorables y el guion inteligente la convierten en una experiencia cinematográfica imprescindible, un clásico atemporal que merece ser revisitado.

Nota: 8.5/10