La extraña mujer (1946)

“La Extraña Mujer” es una obra maestra gótica que, lejos de ser una simple recreación de los tropos del género, se erige como una meditación oscura y perturbadora sobre la manipulación, el deseo y la fragilidad de la moralidad. Dirigida con maestría por Agnieszka Holland, la película te sumerge en la atmósfera opresiva de Bangor, Maine, en 1824, un lugar donde la oscuridad se cierne sobre cada esquina y donde los secretos son tan densos como la niebla que envuelve la costa.

El film se centra en la figura de Jenny Hager, interpretada de una manera magistral por Charlotte Gainsbourg. Gainsbourg no se limita a interpretar a una seductora despiadada, sino que le confiere a Jenny una vulnerabilidad inquietante, una sensación de que tras su carisma y su capacidad para obtener lo que quiere, hay una profunda soledad y un vacío existencial que la empuja a sus actos. La actuación de Gainsbourg es crucial para el éxito de la película; transmite una mezcla perfecta de encantamiento y peligro, haciéndola en el fondo, terriblemente humana y, por tanto, aún más amenazante.

Holland construye una narrativa lenta pero implacable. El ritmo no se basa en la acción frenética, sino en la acumulación de tensión y la exploración de las complejidades psicológicas de sus personajes. Las escenas son largas y contemplativas, permitiendo que la cámara se detenga en los rostros de los actores, observando sus micro-expresiones, sus miradas evasivas. La dirección de actores es particularmente notable, especialmente en las interacciones entre Gainsbourg y los actores que interpretan a su marido y a su mejor amiga. La química entre ellos es palpable y contribuye significativamente al suspense de la película.

El guion, adaptado de la novela homónima de Clark Ashton Smith, es inteligente y lleno de detalles que enriquecen la atmósfera. La novela original es notoriamente densa y llena de simbolismo, y Holland y el guionista Erik Carlsson logran traducir esa complejidad al cine sin sacrificar la narrativa. La ambientación en el siglo XIX, con su rígida moralidad y sus convenciones sociales, se utiliza como un telón de fondo perfecto para las acciones de Jenny. La película no se limita a ser un relato de intriga y asesinato; es un retrato de una sociedad reprimida y de las consecuencias de la ambición desmedida.

Sin embargo, la película no está exenta de ciertas debilidades. Algunas de las secuencias de suspense, si bien visualmente impactantes, pueden sentirse algo exageradas, y la resolución final, aunque lógica, podría haber sido más resonante. A pesar de ello, “La Extraña Mujer” es una experiencia cinematográfica inquietante y memorable, que te perseguirá mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es un estudio fascinante sobre la naturaleza humana y una prueba de que la belleza puede ser la máscara más engañosa.

Nota: 8/10