La familia Stupid (1996)

“La Familia Stupid” no es una película para presumir de sofisticación, ni mucho menos para buscar reflexiones profundas. Es, sencillamente, una explosión de humor absurdo que explota al máximo su premisa inicial: una familia aparentemente ridícula, los Stupid, víctima constante de robos inexplicables de su basura. Y lo hace con una energía contagiosa que, si se aborda con la mente abierta y la disposición a dejarse llevar por la locura, resulta ser una experiencia cinematográfica tremendamente divertida.

La dirección de Steve Oedekerk es deliberadamente exagerada. Cada escena está saturada de color, de gestos exagerados y de situaciones absurdas que parecen sacadas directamente de un sueño febril. No se preocupa por la precisión ni la lógica, sino por la creación de un mundo visualmente vibrante y completamente desconectado de la realidad. Esta estética, que podría considerarse superficial, es en realidad la clave del éxito de la película. La intención es que el espectador se sumerja en la locura de los Stupid, que se ría a carcajadas ante cada imprevisto y que olvide, por un momento, cualquier intento de análisis racional.

Las actuaciones son, precisamente, como diría Oedekerk, “ridículas”. Jim Carrey, como Stanley Stupid, está en su elemento. Su capacidad para imitar expresiones y movimientos es asombrosa, y se entrega completamente a la interpretación de un hombre obsesionado con resolver un misterio que, en realidad, no tiene sentido. El resto del reparto, compuesto por actores desconocidos, contribuye al caos general con interpretaciones igualmente exageradas y sin complejos. No se pretende que sean memorables, sino que encajen perfectamente en el universo caótico de la película.

El guion, escrito por Oedekerk y Van Peebles, es un ejemplo perfecto de comedia nonsense. Se centra en la resolución de un misterio que no tiene ningún significado real, pero que sirve como excusa para presentar una sucesión interminable de situaciones cómicas. El humor se basa en el absurdo, en la sorpresa y en la repetición de motivos. A algunos espectadores puede parecer repetitivo o hasta tedioso, pero para el resto, resulta ser una fuente inagotable de risas. La película no intenta ofrecer nada más que entretenimiento puro y simple, y en ese sentido, lo consigue con maestría.

A pesar de sus defectos obvios, “La Familia Stupid” es una película memorable. Es una experiencia cinematográfica única, que desafía las convenciones y que invita al espectador a abrazar el absurdo. No es una obra maestra, pero sí un ejemplo perfecto de comedia creativa y un recordatorio de que, a veces, lo mejor es simplemente reírse.

Nota: 7/10