La Femme flic (1980)

“La Femme flic” no es solo una película de detectives, sino un retrato lúcido y sorprendentemente fresco sobre la desigualdad de género y la burocracia en la policía francesa de la década de 1970. Paul Verhoeven, conocido por su estilo visualmente impactante y su mirada crítica, logra con esta producción, un thriller policíaco con un núcleo social que resulta profundamente resonante incluso hoy en día. La película no se limita a contar una historia criminal, sino que explora las tensiones internas de un sistema que se aferra a las convenciones y que, a menudo, las utiliza para justificar su propia ineficacia.

Anne Hubert, como Corinne Levasseur, ofrece una interpretación magistral. Levasseur no es la heroína tradicional, con una moralidad inquebrantable. Es joven, ambiciosa y, para ser honesto, un poco arrogante. Su determinación de hacer el bien la mete en constantes roces con sus superiores, hombres que se preocupan más por la apariencia y el mantenimiento del orden social que por la justicia real. La complejidad del personaje radica precisamente en esta dualidad: es fuerte, inteligente, pero también susceptible a errores y a la frustración. Hubert captura a la perfección esa imperfección, esa fragilidad subyacente a la fachada de profesionalidad. El resto del reparto secundario, incluyendo a Jean-Louis Trintignant como el jefe de policía, contribuyen con interpretaciones sólidas que enriquecen la narrativa.

El guion, adaptado de la novela de Simone de Beauvoir, es un verdadero acierto. No rehúye la complejidad moral de la situación. Las escenas en los prostíbulos son perturbadoras y visualmente impactantes, sin caer en la explotación gratuita. Verhoeven sabe crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica, utilizando la luz y la sombra para enfatizar la desesperación de las víctimas y la corrupción de los responsables. La película es inteligente al no ofrecer respuestas fáciles; la lucha de Levasseur no es una batalla contra el mal, sino una batalla contra un sistema corrupto y un orden social represivo. La trama se desarrolla a un ritmo envolvente, manteniendo al espectador en vilo hasta el final. La película también explora, sutilmente, la relación de Levasseur con su compañero, Antoine, interpretado con una discreción que complementa la energía de Hubert. No es un romance convencional, sino una asociación basada en la confianza y el respeto mutuo.

Visualmente, “La Femme flic” es una joya. La dirección de fotografía de Patrick Dasri es impecable, creando un mundo visualmente rico y evocador. Las escenas en la ciudad, con sus calles empedradas y sus edificios decadentes, reflejan la atmósfera sombría y opresiva de la película. La banda sonora, compuesta por van het Vian, refuerza esa sensación de inquietud y tensión. Verhoeven, como siempre, demuestra ser un maestro en la construcción de atmósferas y en el uso del lenguaje cinematográfico para comunicar ideas complejas. En definitiva, una película que va más allá del género policial para ofrecer una reflexión social y existencial que perdura.

Nota: 8.5/10