La Frontera (1982)

“La Frontera” no es una película para ver por placer. Es una experiencia visceral, incómoda y, en última instancia, profundamente conmovedora sobre la fragilidad de la moralidad y las consecuencias del conflicto. Dirigida con una maestría que equilibra el drama y el thriller, la película de Santiago Bernal se ancla en el paisaje desolado y duro de la frontera entre Estados Unidos y México, convirtiéndolo en un personaje casi tan importante como los protagonistas.

Charlie Smith, interpretado con una intensidad palpable por Jeff Bridges, es un guardia de frontera al borde del colapso. Ya no es simplemente un cumplidor de normas; su historia personal, marcada por un pasado traumático y la pérdida de su hijo, lo ha convertido en un hombre consumido por la culpa y la desesperación. Bridges ofrece una actuación sutil, casi silenciosa, pero cargada de emoción. No se trata de heroísmo o valentía, sino de una lucha interna implacable y el lento desmoronamiento de una identidad. Su reserva emocional, lejos de ser una debilidad, es su mayor fortaleza, permitiendo que el espectador se conecte con su tormento de forma más auténtica.

El guion, adaptado de un relato de Cormac McCarthy, es preciso y conciso, construyendo la tensión de forma gradual y atmosférica. Se evita la grandilocuencia y se centra en las pequeñas decisiones, las miradas furtivas y los pequeños gestos que definen la vida de los personajes. La película no glorifica el trabajo policial, sino que lo presenta como una tarea aburrida, repetitiva y moralmente ambigua. Se muestra el cansancio de la rutina, la corrupción que acecha en las profundidades de la frontera y las vidas destrozadas por la violencia y la desesperación. La dirección de Bernal se distingue por su atención al detalle, su uso magistral de la fotografía para capturar la belleza brutal del paisaje y la impecable banda sonora que refuerza la sensación de aislamiento y peligro.

Sin embargo, "La Frontera" no es perfecta. El ritmo, a veces, puede resultar lento, y la película puede sentirse casi claustrofóbica. No ofrece soluciones fáciles ni respuestas definitivas. No hay un héroe, ni un villano claro. Solo hay personajes atrapados en una situación límite, luchando por sobrevivir y mantener su humanidad en un entorno que parece diseñado para extinguirla. El uso del blanco y negro contribuye a la atmósfera opresiva, pero también puede resultar un poco monótono en algunos momentos. No obstante, la película logra crear una experiencia cinematográfica inolvidable, una meditación sombría sobre la frontera y la condición humana.

En definitiva, "La Frontera" es una obra potente y perturbadora que plantea preguntas difíciles sobre la inmigración, la moralidad y la justicia. Es una película que te perseguirá mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8/10