La furia de Chicago (1980)

“La furia de Chicago” (Fist of Fury, 1972) no es simplemente una película de artes marciales; es un pequeño hito cinematográfico que, con una visión audaz para su época, sentó las bases de lo que Hollywood eventualmente conocería como el género “kung fu flick”. A pesar de su relativa sencillez, la película es un estudio interesante de la integración de un inmigrante en una sociedad hostil y, lo más importante, un testimonio del talento innegable de Jackie Chan.

La dirección de Lee Tung-ming es, en su mayoría, práctica y funcional. No se obsesiona con la estética, ni con el melodrama. El enfoque reside en las escenas de acción, que son increíblemente dinámicas y emocionantes, incluso según los estándares actuales. Lee logra capturar la visceralidad del judo y del kung fu, con movimientos coreografiados que, aunque a veces carecen de la pulidez y el refinamiento de las películas más recientes, transmiten la intensidad de la lucha de forma convincente. La película opera con un ritmo ágil, construyendo la tensión de manera efectiva y sabiendo cuándo mantener el suspense y cuándo explotar en secuencias de acción desenfrenadas.

Sin embargo, la película no es perfecta. La fotografía, en ocasiones, es algo plana y la paleta de colores es limitada, lo que puede resultar un poco cansino para el espectador moderno. No obstante, estos pequeños defectos son relativamente insignificantes considerando el contexto histórico de la película. La narrativa, en gran medida, es lineal y predecible. El guion se basa en tropos comunes del cine negro y del thriller, pero se encuentra salvado por el carisma de Chan y la fuerza de sus interpretaciones físicas. El personaje de Jerry, un joven coreano inmigrante que intenta encontrar su lugar en la ciudad, es un arquetipo, pero Chan lo personifica con una honestidad y una vulnerabilidad que resultan resonantes.

El verdadero acierto de la película reside, sin duda, en el protagonismo de Jackie Chan. Su actuación es natural, convincente y, sobre todo, llena de encanto. Chan no solo demuestra su destreza en las artes marciales; también logra transmitir la determinación y la frustración de un hombre que se enfrenta a la discriminación y la injusticia. Su silueta, su presencia física y su capacidad para improvisar en las escenas de lucha son elementos clave para el éxito de la película. Además, es importante destacar que, a nivel histórico, la película es el primer ejemplo de un artista marcial asiático protagonizando una película de acción estadounidense de gran éxito, una contribución importante al panorama cinematográfico.

“La furia de Chicago” es, por tanto, una película de acción robusta, llena de energía y, sobre todo, un importante hito en la carrera de Jackie Chan. Si bien no es un obra maestra cinematográfica, ofrece una visión fresca y emocionante del género de artes marciales y representa un recordatorio de la capacidad de un joven artista para romper barreras y demostrar su valía.

Nota: 7.5/10