La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma (1999)

“La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma” es, sin duda, una película que polariza. Se estrenó en 1999, en un momento en que el cine de ciencia ficción hadn't enjoyed a revival significativo, y su impacto fue innegable, catapultando la saga a la fama mundial. Sin embargo, al revisitarla con la perspectiva de dos décadas, resulta evidente que, si bien ofrece elementos atractivos, el guion y la dirección no logran alcanzar la grandiosidad que se esperaba, ni siquiera considerando su función pionera.

George Lucas, en su primer intento de expandir el universo creado por Star Wars, introduce una estructura narrativa bastante convencional para una película de iniciática. La historia, centrada en la joven Padawan Obi-Wan Kenobi, se desarrolla a un ritmo pausado, dedicado en gran medida a la presentación de los personajes y la descripción del mundo de la República Galáctica. Esta lentitud, aunque necesaria para establecer el contexto, contribuye a una sensación de estancamiento en algunos momentos. La trama, basada en el conflicto entre la Federación de Comercio y la República, se siente relativamente superficial, carente de la profundidad política y moral que se podría haber esperado de un conflicto de esa magnitud.

En cuanto a la dirección, las elecciones visuales de Lucas, aunque respetables, no son particularmente innovadoras. Se hace evidente que el equipo técnico, aunque competente, se aferra a elementos visuales que recuerdan a las películas originales, lo que, en lugar de generar nostalgia, genera una sensación de familiaridad y falta de originalidad. La banda sonora de John Williams, como siempre, es sobresaliente y efectiva, pero en ocasiones se siente excesivamente teatral, contribuyendo al tono elevado de la película.

Las actuaciones son un punto fuerte. Ewan McGregor, en su interpretación de Obi-Wan Kenobi, logra transmitir la juventud, la incertidumbre y el potencial del personaje, a pesar de que su interpretación, en muchos sentidos, resulta un poco simplificada. Liam Neeson, como el Maestro Jedi Qui-Gon Jinn, aporta una presencia imponente y una dignidad cautivadora. La antagonista, Sheev Palpatine, interpretado por Denis Lawson, si bien es un personaje fundamental en el universo Star Wars, no logra establecer una amenaza convincente debido a la ambigüedad de su actuación. Es un Sith en ciernes, pero su presencia se siente más distante que aterradora. La joven Natalie Portman como Padawan Amidala también logra su cometido, mostrando una determinación y una nobleza que son características clave de su personaje.

En conclusión, “La amenaza fantasma” es un hito importante en la historia del cine, pero no es una obra maestra. Es una película que, si bien sienta las bases para la saga, presenta algunas deficiencias en su guion y dirección. Sin embargo, su impacto cultural y su contribución al género de la ciencia ficción no pueden ser ignorados. Es un primer paso, un esbozo de algo mucho más grandioso que vendría después.

Nota: 6/10